Gatuno y el Cuervo Peregrino.
El gato gris en pleno, ha
llegado desde hace varios días a la casa, éste es un ambiente diferente, hacia
lo cuál aquel felino gris por completo esperaba, esta es una casona casi baldía
de un gran tamaño. Aun en esfuerzos de lidia aquél diminuto animal encuentra a
sus dueños, haciendo reparaciones dentro del recinto mientras les merodea
jugueteando. Gatuno, ya así instintivamente responde, deambula por la casona haciendo parte de
ésta, nada inquieta más al felino qué las aves, y para el colmo, una en las
noches se ha tomado de apoco parte de la vida la cual el gato trata de formar,
dentro de su nuevo lugar de habito; Ya él no sale para nada de allí,
simplemente en ocasiones hacer sus necesidades biológicas al solar, pero de
sólo percibir al ave siente un frio terrible, de sólo ver los ojos brillantes
de aquella misteriosa ave oscura, ella en su leve canto nocturno, al mismo tono
el cual se puede bien confundir al silbido del viento, el sonido aquel el cual
abruma al gato, el cual no vacila en confrontar aquel brillo inquietante; de
sólo ver o sentir, se estira y cada pelito se eriza en su lomo alzado y su
maúllo ahogado el cual le dicta al ave negra nocturna e intimidante así cual
acerca de este, ya no ser el espacio de ella. El ave sigue atormentando
plausiva y constantemente, al qué se convierte, de apoco, en el espacio del
gato, mientras sus viejos cuidadores por momentos cómo médio de evasión al
“efecto misterio”, tratan de ignorar aquella actitud del felino.
/hablan entre ellos acerca del extraño
comportamiento de gatuno/.
Entre los otros muchos sonidos de
la noche en la casona, está, el del viento el cual ya así, bien puede ser parte
del silbido de aquella ave, aun ignorando sí puede tener cerca de sí alguna
bandada, ésta es realmente la razón por la cual se intimida el gato, ya este
hace de protector de sus amos frente a la posible persecución del ave, ella así
aparentemente reclama algo; pero hasta allí, nadie sabe qué. También perturban
a la gran casona, en el silencio de la noche: dos goteras en el zarzo, una de
ellas résbala hasta el pasíllo del segundo piso, al igual una tabla del suelo
de la sala qué cuando es pisada chirría y más cuando alguien pása por allí, del
mismo modo la silla mecedora del patio y así la decidieron dejar fuera de la
casa, bajo un pequeño techo, la cual en las noches cuando el viento suele ser
exagerado, suele mecerse sola, a todo
esto también se le suma el baño de la habitación de huéspedes, pues ya este ha
debido ser el espacio del gato, pero él lo rechaza cuán inhospitable, debido al
baño, al no tener buena retención, el inodoro tiende a vasearse solo, y al
cólmo de todo esto, una bombilla de un pasillo exterior la cual oscila por
culpa de los cables viejos, en ocasiones parece estar apagada, pero realmente
es sólo parecer, porque se prende llenando de iluminación toda la casa y cómo
Para faltar poco, y más para crear un ambiente propicio para intimidar hasta al
más valiente, a colmo de un todo, un sonido extraño inició a ocurrir en la
ventana de huéspedes, un leve martilleo en la ventana, cómo sí alguien la
tocara para entrar, y este ha sido consecuente, y acontece en varias horas cómo
repeticiones plausivas, las cuales dan al llamado de allí suceder algo,
connotativamente, al entender el estado de introspección de sus amos, el felino
ha tomado la determinación de poner cara y montar fronte al asunto.
Aquel pájaro negro de un brillo especial, no sólo en su plumaje y ojos, sino
también en la punta aguda de su pico prolongado. Mientras el felino audaz se hace
ha la espera detrás de la ventana tolerando al frio atmosférico, en un ángulo
muerto para quien yace fuera de la ventana acaecida de la casa; al gatuno no le
importa el elido frio de la noche, el suelo de madera parece húmedo de la
exageración del frio, ésto a pesar de que la chimenea había quedádo con las
brasas del fuego, el cual ya se ha extinto en la sala de la cásona en el primer
piso.
Llegó el momento aquel,
momento donde el frio suele ser más agudo, más fino, más profundo; Es justo en
este momento donde el gato cree desfallecer en su misión, y ya justo a punto de
ir ha desistir, abandonar, es que siente el primer golpeteo molesto desde otro
lado de la ventana.
De inmediato el gato salta
hasta el marco de la ventana, poniéndose de frente, al cuervo protegido por los
cristales, del vidrio grueso, separador entre el afuera y el adentro, la
habitación esa la cual a su vez es recinto inhabitable para el gato quien ya ánsia
responder la amedrentación la cual aparentemente aplica el cuervo.
/amigo, ¿como has estado? / llama gatuno a su
nuevo compañero. El cual acide mientras dobla la cabeza, cual animal
sorprendido, desecho, infraganti.
/hola ¿amigo?/ le inquiere el cuervo,
respondiéndole el gato.
/si amigo, cual es la carajada que tiene usted con la ventanita, ¿acaso no ve
que dormimos?/
el cuervo, un poco sorprendido, se
yergue, esponja sus plumas, álza la cabeza en postúra de cortesía, pero al
mismo tiempo, de negación a la razón del gatuno.
/lo siento animalito terrestre y trepador, pero no entiendo, ya qué ésta es más
que mi posada, pues ha sido mi casa, por toda la vida, es donde he perdido mi
frio, y donde he puesto mis pajitas para hacerle, y que no cayése de la
detracción o el abandono ha sido culpa mía, sería bien tenerle a usted y sus
huéspedes adentro, pero piense en mí./
gatuno, sorprendido, queda
ensimismado, para dar una respuesta más lógica a la optada y así díera el
avecilla que de espectral había pasado ha amistosa en una sola respuesta,
contrayendo una verdad mayor.
/ ha eso sí. pero si va a entrar busque una entrada no un vidrio./ responde gatuno, tomando aire para continuar
el ñarreo. /es que aquí somos hospitalarios, pero usted es quien se gana o se
pierde la entrada, amigo negrito. /
fue justo cúando el frio menguó qué
el ave desapareció; míentras aparece la níebla de aquel bello pueblo
acastillado, localidad en comunidad de la misma así, y ya en su devenir sigue
caminando junto a sus villas aledañas a convertirse en una metrópolis. A la
mañana siguiente, los Amos de Gatuno quitan una celosía de la persiana, uno de
esos vidrios pequeños de contención, y colocan un plato con agua y otro con
semillas, nueces y una galleta, han decidido ya qué el Avecilla, al haber sido
el último habitante de la casa la cual ahora tienen para ellos, así tal deberá
ser el primer huésped para estos, justo desde entonces.

