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sábado, 13 de mayo de 2023

El Heno Del Burro. fabula. Manuel Carrasquilla

 

El Heno Del Burro.

 

 

 

                              Algún día, día de estos extraños, donde ya el adelanto del calendario, ha hecho perder a casí a todas las personas, entidades o animales vivientes, el dato específico sobre la fecha precisa, en la noción global del tiempo. existe un gato quien merodea la villa, y la hacienda, el cual ha perdido casi todo lo tenido en su vida, a tal punto; donde incluso aún se debate por mantener las tres vidas restantes de las asignadas para un felino de su especie.    
   Ya así Librándose una de las últimas vidas la cual aún conserva, para no morir de hambre. De mucho andar, al fin pudo llegar a un potrero, cerca de un pesebre donde un burro se alimenta de heno molido, tal en forma de concentrado, o cuido cómo es también llamado. El gato, perspicaz por naturaleza, con la persuasión y su practicidad, tráta de envolver al burro, animal noble por genética, para poder compartir de tan apetecido plato, lo qué resulta algo digerible para un momento eventual cómo tal; y así el gato, envolviendo al burro en su gran parlamento: el gato elogia al burro diciendole.        
 /vea que burro tan elegante, no joda, /    tal con envolvente acento litoralistíco, y así cóntinua en tan emotivo saludo y sugerencia, /eché ¿y acaso quien abastece tan pudientemente a tan honorable pollino? de manera tan amplia y cómoda, ¿para su larga vida? ¿Acaso ha cumplido a cabal con su excelente trabajo rutinario?/      
 el burro él cual se encuentra rumiando, con la boca llena y masticando el agradable concentrado, viendo cómo el gato hace pirúetas, no se inmuta demasiado sobre la postura, del pensamiento gatúno.       
/pues gato, si, y sí de verdad quiere un poco, no tiene por qué debatirme en elogios, tome un póco, pero hágase en su ladito y no perturbe el mío./        
responde el burro engalanado por tan cortes trato, y separa parte de su ración al gato, al cual toma cómo visita.          
Y así sígue masticando su preciado alimento concentrado, centrado y comiendo a grandes bocadas, pero lenta y discretamente.

 

 

 

viernes, 12 de mayo de 2023

el jaguar y su sombra, fabula moderna. Manuel Carrasquilla.

 

El jaguar y su sombra.

 

 


 

  (al umbral de la adolescencia)

                        El amigo jaguar deambula por la selva siempre, en busca de comida o de algo o alguien con quien distraerse, ya esta es la labor funcional, central, principal de aquel joven jaguarí rongo…     
     Semejante esplendorosídad de animal venido de tan majestuosa selva, él parecía el hijo amado de la montaña a la cual vigilaba, es aquel el vigía de los árboles, los ríos y las especies rastreras, microscópicas y voladoras, el jaguar trépa hasta lo alto de los macizos a cuidar sus nidos y en muchas ocasiones comparte las presas a quienes tanto ama y que tanta lidia le dan, la misma lidia de muchas veces poder cazar para alimentarse, la misma lidia de traerlas hasta sus peligrosas fauces para poder seguir en su desarrollo y regular el ciclo de vida natural en la selva la cual cuida. el lindo felino crece con todos los privilegios de un paraíso diseñado a su ácomodo, se éstablece de apoco cómo ágil domínante de la selva média andina, el espíritu íraco le da el porte de dominación práctica, miéntras, se gana el orden, el cual impone y mantiene desde su lógica, y así por el poder impartido. ya no le teme, a nada, o más bien, a casi a nada.

Siendo el mayor de los nahualthles terrestres, rongo vive cómo un gran animal, y sólo tal vez hasta ahóra siente pisadas de un elemento mayor; tal vez algún animal gigante, y aquel no sólo pareciere mayor en escencia sino igual y tal le podría tener cual presa, no fácil, pero si grande y apetecible, así a modo de quien en la etapa de crecimiento temporal yá ni los cervatillos lé colman.

Desde hace días el jaguar se siente incómodo, todo le molesta, hasta lo más simple le perturba, bien parecíere ver a las cosas qué saliéren del lugar, todo cambia de rumbo, los otros toman rutas diversas, encuentra su nicho en désacomodo, su sítio de poder descompensado, hay nuevas huellas las cuales no cóinciden con la suya, ve reflejos de otro el cual quizá sea similar, quizá la ácechanza haya iniciado. muchos reflejos le siguen, en ocasiones, se despierta de choque, siénte al eco del follaje quebrado el cual trae a alguien a su espacio, más sus pasos escurridizos por persuadirle se hacen inútiles, las trampas o los cambios de camino o de acción no han sido suficientes, ya cada vez le siente más cerca.     
      Jamás el jaguar se ha sentido tan perseguido, tan alcanzádo, tan copado, tan bajito, tan lleno de vacío, es cómo sí el mismo furor del desanimo le hubiera llenado, cómo sí los huesos le hubieran robado el peinado. está pálido, tiene temor de salir a mirar pájaros, siénte a la vez una desconfianza enorme, no púede ya siquiera levantarse.  Ha llegado, hasta el punto, donde siente qué debe dormir con un ojo abierto, no vaya a ser aquel animal quien esté al acecho suyo, en cualquier espacio cercano buscándole, evidenciándole, midiéndole los pasos.   Lo único del jaguar a la espera es estarse tras los rastros y tal estar allí, viéndole, esperado el punto de asestarle el zarpazo, alguien quién persigue siempre tiende a ser más grande, más audaz, más ágil, más versátil; ha sido eso lo cual, en cualquier momento, le debe echar garra y eso es el todo del ser cazado, del ser atrapado, del ser la peor presa; y aún así ya tal ha dado el mayor demoro.

Ésto impulsa al jaguar a ser más sigiloso, más audaz, más versátil, a no dejarse ver tan fácilmente, a dejar de jugar con cualquier bichito y quizá eso ha sido lo más incómodo.    lo más  intenso ha sido no poder salir a beber o comer a cualquier hora, lo más  ofensivo ha sido saber que ya cualquiera no puede ser su presa, y lo más divertido fue sentir que ya tiene más tiempo para descansar, ahora es él quien está echado en la vista perfecta, ahora es él quien se ubicaba en la sombra perfecta, quien tomaba la siesta a la hora perfecta; en el matorral de la discrepancia, ahora en la fuga exacta, en la fuga perfecta, en la mezquindad lograda; sentíase grande, único, zagas, pero ahora ya al despertar a su cazador interior, bien sabe  sóbre póco o casi nada y sí esto o lo otro le para, y ello ya se convierte en lo mínimo logrado, lo cual si es un estado de adrenalina constante, y esto bien lo sabe casi toda la selva de la cual ha sido él el mayor vigilante, y la llamada adrenalina, lo único qué lo mantendría despierto.

Después de analizar todos los pasos probables, notó al animal aquel el cual le persigue, y tal moviendose con la mayor cautela, y ello le asombró en sobremanera a extrema medida. es entonces, cuando decide, ser él, quien acechará al persecutor suyo, hasta el punto de buscar darle caza; entonces es cuando decide usar todo el conocimiento y la sabiduría la cual ha adquirido huyendo de su enemigo, para darle caza. /cazar al cazador y hacerle de cazador ha cazado/ piensa el Jaguar.    
     la mayor preocupación cavilante a veces yace,  en la persecución al gran enemigo, al enemigo invisible, al enemigo cercano, también así cómo él pudo haber adquirido sabiduría de la conciencia, la sensibilización de sentir alguien más estar cerca;    ya así las precauciones y la persuasión entre la persecución y el punto de mira o el punto de estancia hacia la fuga, hace parte de las medidas cautelares las cuales debe tener presentes cualquier gran cazador, la primera  “sí tal falló, yó no.” ésto trae en sí el no poder repetir los errores ajenos, y no pasar por alto la persuazividad de su presa, así hasta el nido debe ser parte a lo cual él no tendrá cómo coartada, sí él tuvo cómo oportunidad escápe, será el factor “no dar el pápayaso”,  frase ya común en la selva. Lo segundo, la presa debe ser inferior al poder de cacería, ya así los músculos deben estar como rocas, las garras parecer cuchillos y los dientes igual a picos de águilas, así los ojos, los oídos, el olfato, el tacto, los instintos agudos y los sentidos de un cazador de rayos al tope;     
 /el gusto puede esperar./ pensába el jaguar;  
     Por tercero y último, debe rastrear la última bebida de agua, la última echada en reposo y el último puesto de dormida; para ésto el todo, con sus tres instintos del cazador: El de amor de la naturaleza, el de sentir al otro y el de supervivencia, así mismo los tres factores del cazador: el factor sorpresa, para ser invisible e improvisar la jugada; el factor sonería el de ser sútil además ser humilde y no aparentar ser un gran cazador y por último, el factor “X” esto en el peinado, el camuflaje y en el maullar, el gruñir o el rugir, para generar impacto y no parecer tan bobito; así debía llegar hasta el límite donde el otro es parte de uno y se siente igual, se piensa igual y de igual forma se lucha; pero entre el otro y uno está la razón prímaria, a menos qué la présa no sea viable o sólo sea servil a diferencia de un dómo mayor el cual resulte una presa inútil y dar cacería en vez de caza.

El jáguar continua en busca de la presa, sin importarle el qué ha sido su cazador en el tiempo de antes. y determina el sígilo de tal, muchas otras se le han podido escapar, en su juego de atrapar a la gran presa a la cual persigue. lo diferencial es lo ahora determinado y esto último deber ser su presa, al ser un cazador furtivo, y no cazar por supervivencia si no por subsistencia; ahora sus pasos son más lentos, toscos, precisos; su mirada es la astucia misma, su olfato el sentir la evanescencia, su oído es la agudeza de la delicadeza de sus propios pasos, y el gusto ahora es jadeo por la espera.
/aunque tigre, no come tigre/ piensa rongo mientras elabora su enrute.  
    donde ya prevé las huellas del camino de su amigo seguido, los rastros ya no son tan azarosos, los vestigios de lo roído a su paso no generan el mismo temor anterior cuando le perseguía; en lo ulterior ahí han de estar las pruebas, él sigue persiguiéndole, y busca donde avizorarle, nadie les sigue el paso, más qué el uno al otro, la morada siempre ha estado tíbia cuando le busca; el agua semi turbia, el azar untado de él; el viento aún conserva su aroma, al igual las hojas en el tinte difuminado de su sombra, la cual recién les ha rozado; las piedras brillantes del rio llevan parte de su vaho, el cual aun pregna el efecto, más el reflejo bien parece ya así le contuviese, aunque no le encuentra tan cerca. Y le seguía pero las pistas ahora son tan evidentes, el jaguar está tan cerca de su presa, la ácechanza se ha vuelto párte de su cotidianidad, al punto; donde una noche después de tres días de perseguirle, se decidió por intentar tomarle después del agotamiento del trasnocho, y es así cómo se avalanzó contra él a aprehenderle, y todo el resto de noche, en su perspicacia, decide no ir a toda prisa, pero tampoco ir demasiado lento; no hacer mucho  ruido, pero tampoco estar en el silencio total;   no saltar mucho, pero tampoco estar en quietud absoluta;   no usar el sigilo en pleno, pero tampoco ser advertido;   y no pelearle por completo,  pero menos estarce sin modo defensa/ataque.   Y es así allí, cuando entonces luego de mucho seguirle y al cabo de un rato de girar sobre un eje mínimo, le vislumbra la punta de la cola, el delirio de la persecución por la gloria nunca le cegó tan poco, y al perseguirle sobre el mismo eje le vé, y le vé, y le vé… más al dejarlo, tal aparentemente húye sin medida y le pierde, es allí donde, se cuestiona para sí mismo el amigo jaguar…   
 /¿será que quiere jugar?/ desde su interior se alterca el jaguar.  
     vuelve al eje de aquella rotonda donde le tuvo tan cerca, para aprehenderle.   no pasó mucho después de varios giros en el mismo árbol, cuando logra ver una sombra, y es ahí el momento de entender, sobre sí que es tal la sombra del mismo, al punto de pretender agarrarle, echándole garra por la punta de la cola con el extremo de su garra izquierda, luego de sentir el tirón es decir el agarrón sobre sí, cómo un estrujón qué le heló, y lo tendió a entender el haberse agarrado ha sí mismo, por sí mismo.

así fué  el enteramiento de haber atrapado a su propio ser encarnado, en el proceso de traspaso de una época a otra, es decir, después de entender el gran rasguño en su hermosa colita, cuando sé dio por enterado del devenir siendo así y aun el persecutor de sí mismo, o mejor dicho ser él mismo el persecutor de sí,  ánte su yó adolescente era seguido por su yo jovial, y su yo jovial seguía persiguiendo a su adolescencia, sin ser más de una etapa, la cual ya hacía parte de su sombra en el pasado, ahora mientras se sóba la colita, y le lame, ve, el porqué del haber sido tan duro el golpe de aceptar crecer.



miércoles, 10 de mayo de 2023

Sincromatísmo capítulo 9. de Sitio, Cuento en serie, Manuel Carrasquilla.

 


encuentra este capitulo en el nutrido 


https://contextoperiferico.blogspot.com/2023/06/sincromatismo-serie-i-de-los-capitulos.html

Feliz año.

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