Manuel Carrasquilla. Inferencia
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El metro existe, sistema de circuito de seguridad, en el imaginario de hayar las cosas por el suelo, y perderia una que otra revisión, las cuentas de los pequeños, fugados en las aventuras de ciudad, todo por recolectar tiquetes vacíos de viajes, quizá algún viajero olvidara una tirilla de banda magnetica, de diez o menos viajes con uno que otro pase sobrante, la tinta tiqueteadora marca el número, la cinta magnética rebota al paso en el tope, pero la registradora en el torniquete se atranca, los policías no oficiales con el palito de abollir, siguen a los colados y los informan en reportes de pirateo o polizontia, además de sacar o acompañar hasta el destino a los polizones colados, la mayoría muy menores de edad aún, la ventana y la congestión tras el día gris con rastros de lluvia inminente, en medio distrito llueve, la otra media ciudad se prepara para recibir la lluvia, las primeras goteras de la línea divisoria, marcando los cristales de afuera del tren, pero el muro de agua, uno que otro trueno habitual, el rio en creces y con turbulencia, los metros contrarios húmedos, y los pasajeros vinientes con impermeables y sombrillas mojadas a la mano, las gentes entremezcladas en el tren en creces, ya la lluvia se ha tomado la mitad del distrito. Esto en el ir y venir eterno en única línea existente al tiempo, la A, botones, líneas, estaciones, señas, marcas, colores, códices, mapas, enrutes, altoparlantes y palancas de atránque, tanto citádino cómo regional, furor de menores, complicidad, ida y repliegue, visitas y chantes, ¹no hablar, ²no detener al tren, ³no irrumpir, ⁴no correr, ⁵no hacer o generar disturbios o menos atropellos o acosos, ⁶no oír y menos reproducir música en alto volumen, ⁷ceder el puesto, ⁸dialogar discretamente, ⁹caminar por la derecha, ¹⁰ser amable y discreto y saludar, respirar a tiempo, pero para chicos solos sólo se dan las normativas cuan retos, aunque la prevalencia hace algunos permanecer más qué ha otros dentro del espacio, la delincuencia no aborrece aparentemente los espacios ultravigilados, los chicos quizás detestan menos estos espacios, los niños al tope de lo alto de los cinturones la congestión de la metrópoli masificada, las rutas de evacuación más el suelo siempre limpio. Desde afuera todo es desigual, aun así lo descomunal de la arquitectura, estructuras colosales de cemento sosteniendo el paso del tren, las columnas denotan la rigurosidad estructural, nada tambalea, se irgue el progreso paísa, aunque los repliegues para la lluvia y los humos e ilícitos bajo la ruta afuera de las primeras estaciones, el hedor aún se da fresco, la pintura recae ante la contestación pictórica, el grafiti situado con gamas y líneas frontales de trazo, la saturación de locaciones para las ventas, el escampe de la intemperie en los bajos del viaducto, el retorno hasta la comuna mientras las sombrillas se apeñuscan, y se expanden abiertas por todo el resto del distrito y la briza no escampa para el aire gris al lado del esmog y las charcas de los huecos en el avimento, el barro es gris así cómo el agua recogida en los parches, las cañerías se desinundan, la humedad de septiembre y las hojas de los árboles hacen el juego, los refugiados en los cafés y en los tugurios de paso, la vulnerabilidad y el impulso de conjunto muestra una fuerza despiadada, el aire gris y las chimeneas no escampan, la brizna y las nubes inmensas parecen querer estar toda la tarde, el retorno sólo sería por el largo Sanjuan de calle 44 o en algún bus el cual acorte el trayecto, no existe otra ruta viable, el bus en saturación abre constantemente sus compuertas tanto trasera como delantera, la bandera tricolor colombiana del juego de figuraciones externas, marca la ruta, el timbre da paradas, la registradora matraquea sùbida y bajada de pasajeros, cada nuevo arranque, cada parada marcada, la música y el folclorismo dentro del medio de transporte urbano.
¹ no hablar:
El alto volumen en la conversación conjunta, esto para un niño se da a manera de imposibilitación más para el parlanchín del grupo, Aùn con todo y sus esquemas de asociatividad los cuáles no dan para menos, aunque para todo un montaje cultural la actividad de ciudad en conjunto motiva al silencio reiterativamente, más la acción sociológica del alto parlante llamando al orden en cada espacio, más pareciese una motivación ha un acto de llamado al recato, y la jovialidad de la presión entorno satura al micro grupo ha querer cantarse un vallenato o un reggae en grupo para motivar, la ausencia de radio y de musica en el medio de transporte masivo y publico y abierto, aunque entre las expectativas de las miradas algunas ya acusan la acappella y llaman al silencio, moderadamente, justamente, indirectamente y se siente la presión pero el caso omiso llama la atención a la autoridad permanente, y el alto parlante no de cómputo y si desde los auxiliares montados en sus cabinas de información en regencia, en red inician acto de llamado al recato, la evasión al público y el acto de confrontación mínima da inicio.
² no detener al tren:
El impulso de la marcha de la huida al llamado al orden, el temor al acato de la norma, y la presión del desorden emocional de habito grupal, trae en sí, el impulso a una huida en baja presión, un repliegue táctico, en teoría; la índole del hecho conlleva adentrarse en un suspenso básico, lo sorpresivo del llamado al acato de la normativa, y el policía auxiliar uniformado y con vara de amedrentar, adentra en su cabina de protección, hala al micrófono de bajo perfil hacia él, y espicha el botón para línea al alto parlante, y señala con mirada acusadora a los chicos; Les motiva al orden inscribiendo con su vos por entre el alto parlante, una de las normativas generales. -se recomienda dialogar en un tono moderado dentro de las instalaciones de nuestro metro, por la comodidad de todos.
La acusación ha así traído cargos de pulso directo, pero la línea amarilla, se hace en parte la fuente de la fuga, cómo distractor, pero llamado de atención bajo, y las filas se aglomeran allí a la espera del tren, la linea separa la ferrovía de la plataforma de abordaje, y así cómo el tren en vía de llegada, pero era sòlo un diminuto pie de casi 36 de talla ha menos de 3 centimetros de no pisar la linea, la linea misma, puesta como último elemento entre el usuario y el tren, aunque la figura de conductor casi pase de desapercibida, aunque para hacer un llamado de atención justo en la línea de precaución, no existió siquiera una mano para asentar o motivar la parada de dicho tren, en sus sistemas de impulso ferroviario. La bocina y el freno en choque, silenció apabullante al entorno, dentro de la estación donde la separación de dos bloques en direcciones contrarias, de un frente al otro, entre el sur y el norte de la ciudad, con los direcciónantes de la urbe en alzas, los señalizadores intactos y en reflecciòn, la cinta de un tren de postre cubico y fonde amplio exagonal, con el cristal de enfrente ancho y cómodo cómo también sus interiores con entradas laterales y anunciadas, de sillas en fila a cada lado y de tres carros de vagón por tren, más barras de contención altas y algunas en medio de las puertas para entonces, las escaleras grises al fondo con dirección a los torniquetes, y el techo en semicúpula, hexágono o hexaedro de acabado ovalar, la luz predomina el espacio de perfil cómodamente alto y las sombras se orientan dentro; el tren por poco se recoge, por el pie sobre la línea la cual separa a unos 50 centímetros la distancia entre el bajo que da a los carriles donde suelen desplazarse los trenes, las líneas amarilla y verde atraviesan al tren lateralmente, un tren blanco en general, y reluciente de limpieza como de igual forma las estaciones, tras el segundo llamado, al orden, y ha hubícarse completamente tras la línea amarilla en el suelo, el chico ha recogido su pie, el tren detiene la marcha, pero el efecto del ruido apabullante de la bocina, el timbre alto de prevención de aviso, aturde a los pasajeros y esperantes escasos, con dirección al sur en la tarde, y coloca las miradas sobre el grupo, ya esto alertado aún más a los chicos, el tren reinicia la marcha y sólo hasta casi abrir sus puertas vió entrar a los chicos.
³ no irrumpir:
La puerta apenas había marcado parada cuando ya los chicos yacían dentro del vagón haciéndose campo dentro de la masa de personas en su traslado, aunque la dificultad adyacente pues para entrar se propone la salida como base prima, de traslado y optimo viaje. Han abordado al tren, y dentro, yasen sonrientes picarescos, de sus travesuras, pero la referencia, les dispone codice, las puertas se cierran y el viaje de ver aquella ciudad, entre río y viaductos, calles y edificios, montes y nubes, el cielo puesto y las montañas en forma de soportes, la ciudad en urbe poniéndose en lugar y paso de sincronismos, los tiempos de las gentes, cristales de ventanales amplios los hexágonos transportando al presente, la ciudad configurándose, las mismas calzadas de los noventas, las miradas de adolescentes en las libertades de la línea a la legalidad, la próxima estación enunciada.
⁴ no correr,
-el grupo de jóvenes,- refiriendo seguro el auxiliar de policia, a los chicos quienes descienden del tren pero se dana aguardar entre las filas justo en la salida, el guarda ya con anuncio y descripción, y en referencia de requerirles da enuncio, -es llamado para presentarse ante la cabina de emergencias- así de simple es el llamado del guarda, con intención a los jóvenes los cuales en sorpresa acometen volver al tren, pero el grupo se parte en dos, quienes no han alcanzado a volver al tren y quienes lo tomaron en impulso de fuga.