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martes, 8 de noviembre de 2022

El Deshinche del bandido, Capí I. cuento en serie. Autor: Manuel Carrasquilla.

I

         Era el concierto de la vida, Él, Foy estaba dentro del equipo eran mr, biggie, y sus otros dos compinches semi parejas, era el trio más atractivo del cine fachista pseudoghoestetico, era la guacherna en pasta, el estilo lotería profanado, donde el g funk a golpeteado a la masa pero la estética que debía ir allí aparte de carente estaba dando vueltas de tumbo, todo esto por la falta de pudor, aunque los temas de cobro eran desmesurados y dados a favorecer intereses mezquinos al flujo de la corriente de arte modernista del Street Art vigente.     

       El llamado a copar las salas era optimo, las demandas, de hacer parte de la escena citadina en el furor de la escuela newyorkina, ya este tomaba acogida por todo el noreste, así al mc de camerino le daba el llamado la rima, además el estilo le hacía siempre caras, pero él no tenía disponibilidad de tiempo para tocar dentro del concierto, aunque sí mr Biggie el invitado de honor.
       Biggie cómo se hacía llamar tal, era más bien, un prototipo de pasquín de iglesia remendada, ya por plagios tenía antecedentes, además debía de copia todo lo cual solía decir y mentar haber producido, el desdichado tal, en pocas palabras era la copia explicta de B.I.G.  mr biggi cómo tal era el showman de una estrella pop jugando al bajo mundo dominado por lo fashion del folclore profanado, había conseguido tiempo, con base a sus tratos para estar en escena en la noche.

Tocaba Prodiggy de mob Deep en el momento, era el mejor para el gusto de Foy, la noreste tenía bien puesto su roll, además lo de nuestro héroe era chicago, ya tal quería ver a Orishas, un grupo de Rap cubano quienes se estrenaban para la escena norteamericana, pero había parafernalia dentro del camerino, se sabía de antemano qué no duraría toda la vida, y así nuestro héroe no estaba de trama para esto, en un concierto en la capital del susodicho emporio.

En aquellos días Tony quien se hospeda en el mismo hotel donde esos, merodea la barra cerca al lobby del gran hotel 5 estrellas. era apenas un chico latino intentando hacer un buen Rap. Se inicia una discusión por samplex con Biggie, ya el desdichado se ha querído cagar en la escena y luego pasar de inadvertido y seguir siendo el super roll pop star, y ya nuestro héroe se le había venido en afinidad el Tony, ha sido ya aquella postura de un revolucionario discreto, de lo cual está mr biggie  sostenido,  para no cancelar sus deudas, más el socialismo, no era la opción plena para alguien con facha de chulo, quien vende chicas y quiere impostar de consiente. Luego observa los hechos los cuales le perturban, pués no había razón para exponer al grupo, quizá los intereses seguían entremezclados, pero ya varios en aquel puesto de licores inspirado en Minnesota, temían la documentación o los antecedentes frente a una guardia con intereses mezquinos. Foy no entra directamente en la disputa, pero sí qué se incomoda, ya contrario a lo cual muchos piensan de la escena Rap, por supuesto él no converge con la “doctrina” del hip hop, de krs la cual era la que tratan de apostar, impostando elementificaciones de hard core de la alternatividad, y con ello una época entera entre heavie rock y g funk,  pero para un hommie el stilo básico apenas tomaba fuerza al lado de las basics y de las SMA (Social Media Arts) apenas tomaba lo complejo razón de ser, además el ultrajar el Rock and Rap con el hop, era más qué desastroso para los movimientos de lucha, los cuales vendrían gestándose en la primera década de los 90s, una puñalada trapera para el pensar y sentir conscientemente, pensaba Foy acerca de lo cual no era  justo además el de hacer adulaciones cómo racismo a los hermanos latinos o árabes, ya tales fueron gestores del movimiento, ello podría traer consecuencias negativas dentro de los esquemas del pentágono y más en el área, Foy ya está al punto, había sido un gran día, donde el staff estuvo ejercitándose, y pasando la tarde en el hostal donde tuvieron sitio al lado de algunos peregrinos de Wu Tang quienes se habían alojado en hostales de bajo presupuesto.       
          Foy decidió dar su saludo de respeto al Tony, y hacerle excusas, ya solía pasar lo mismo con la escena, ya nadie quería reconocer los cortes, él hábla acerca del estado de inconciencia, esto podría pasar hasta con las liricas, del cómo la discusión no pudo haber sido igual con la gente del oeste, y además de cómo a dj Muggs muchos se le seguían sumando, el Sur recobraba fuerza en defensa de los hermanos Latinos y Orientales, la raza.      
-mira paisa, lo qué pasa es que la escena está tornando preferencias, y nosotros giramos con determinación hacia un oriente conjunto, que lo nuestro venda, o revolucione, o no, no es tema de incumbencia de indolentes, y me disculparas pero no me dirijo a ti.-      se dirige  a Foy, Tony, con tono, de inconformidad, quien se encuentra un poco molesto y así agrega. -es que el hecho es estar, pero de igual manera llegar bien.-       
    

Foy irrumpe con acento de español malagueño un tanto trillado, no hubo tiempo para traducciones chungas      
-mira vale, yo estoy de acuerdo, y te lo he dicho un par de veces, hemos tenido la oportunidad de departir, el influjo artístico de una corriente consiente, no debe por nada en el mundo, ser inquirida con fines meramente lucrativos, y más sí se están pasando por doctos cuando en realidad están es vendiendo el trasero.-  Era una postura aparentemente mezquina, la cual concebía Foy continuando.         -pero ante la nefastes la sensates, decía un maestro y se ha tratado de aplicar,- Foy persiste en su réplica de defensa legislar, y así en su réplica.
- la idea es que aquel chamaco te abone algo, yo veré como puedo lograrlo, sólo qué algunos preferimos lo licito ante lo ilícito.-

        
     a lo que repone Tonny. Cargándose de licor en la barra llenando por enésima vez su vaso con wiskey.       
-esa, precisamente esa, ha sido la gran dificultad. Cuando hacemos estos ruidos ganstars los cuales aparentemente en lo explicito elogian al sin sentido, sólo esperamos se entienda el dictamen, y no pienso enemistarme, con mis colegas radialmente para captar públicos de intereses ajenos. -        
     Foy felicita a Tony y le incita a seguir en su gestar y promover al estilo Hispano/Latino, así viendo el modo de uso de hierva y de licor Nuestro héroe asime un vaso de jugo de naranja, sólo qué evita untarle licor, y aun sí no desperdicia la ocasión para enseñar severo habano repleto de material verde.       - igual no te preocupes, la escena le hace fuerte a tu programa, en Chicago suena duro, además estás en una emisora alternativa y ello habla bien de ti. –

        
     Tony aside mientras hunde uno de los hielos en el vaso a sabiendas de la espera a un tabaco de los philips Morris Latina, cargado de mariajuana, cómo le llamaban los latinos en eso a la madre hierba. Y agrega.  
-colega esto esta duro, y no está bien que adulen de algo desde la sin razón, o nos usen de escudo de balas, cuando estamos en gesta de una acerba realidad; Asere.-

        
     mientras dice esto estrechan las manos, ya era el tercer grito contra la voluntad, el estalle de la presión por la realidad evidenciada, y el apoyo de Tony se mostraba evidente, algo habría que hacer, ya estaba determinado, Foy no quiso opinar al respecto.

domingo, 6 de noviembre de 2022

Ella, Serie I, Ella, Capítulos 1 al 7, Genero Novela, Autor Manuel Carrasquilla.







I



 

 

              Élla nunca ha sido el centro de miradas de los demás chicos, y más aparte de lo correspondiente a una jovencita quien más por determinación o necesidad, lléva su vida a una cotidianidad dentro de alguno de los barrios periféricos de América del Sur, y así con ello la posibilidad de crecer entre el color y la algarabía propia del espíritu abundante en estos lares, los conflictos de la serie de mundos en asonancia han pasado a un segundo plano, aparentemente y ahora en perspectiva. Es sólo ella.  
        superficialmente, la temática de independencia le ha llevado a apartarse de muchas de sus amistades, y la posibilidad de crecer en medio de la gran urbe, es la oportunidad  la cual aparentemente no le puede ofrecer su pueblo de origen, al lado de su familia. por esto, aparte de la búsqueda de su independencia coartada, decide llegar a la gran ciudad, una de las metrópolis a base de conjugación de elementos qué se entremezclan, desde lo sintético hasta lo más natural, creciendo así cómo corales con la levedad del paso de los años, y la mixtura exótica de colores quizá igual a hormigueros, esperando el ciclo próximo, o humanos implorando para poder pervivir y seguir creciendo, cual elementos de conjunto; las aleaciones entre el estado salvaje y el estado tecnológico demuestran nuevas capacidades y nuevas diversidades. la entre-mezcla determina, un nuevo contexto de urbe, las rocas, los vidrios, los metales, la madera, las pegas, los aglomerados, los ladrillos, el asfalto los polos a tierra y los objetos electrónicos y biotronicos, tecnológicos y biotecnologicos, siguen formándose; los elementos se fusionan buscando acomode, dando órdenes dentro del espacio castelar, donde la aglomeración da sentido de seguridad y de hospitalidad, para el paraje inhóspito previo, donde el adjunte, trajo la factibilidad de pervivencia, pero la sobrepoblación trájo desmanes internos a tan grandioso castillo, allí donde los extramuros hablan de lo sucedido dentro, pero temen por las huertas que antes les rodeáron, aunque tales ya han secado.  La urbe en crecimiento hace siglos soñó con la libertad en medio de las selvas o los desiertos propios del área; pero, en la medida de expansión en la sobrepoblación, y así cómo los habitantes nuevos y migrantes, también se supieron expandir, los efectos del sobre habito los cuales disfrazan al capital, así la cara del progreso llegó, y así con todo esto, la polución y otros efectos del sobre cobijo en las laderas, la erosión se llevó los cultivos, ya algunos antes abrigaban la sub Urbe periférica, al igual a la fauna salvaje, la cual recorría estos espacios,  junto a la claridad de los riachuelos los cuales perdieron su verdor, o su melar, o el platear  y el esplendor, de los cuales muchos, ya, así se extrañan. 
        El crecimiento, trajo consigo efectos de posibilitaciones, el confort y la apariencia nunca supieron hacerse esperar, al expandirse lo hicieron inequitativamente y desde las desigualdades de los obreros. Aunque a Ella la creencia propia la ha mantenido sostenida a la fe y ésta cómo los rasgos de su familia la cual en teoría, también llegó a estos parajes del sur en búsqueda de salvedad. Ella quien muchas veces ha preferido la soledad a apartarse de sus creencias de origen, y de esto la obstinación por el progreso, la obstinación por librarse un mejor futuro, y así la obstinación porque a pesar de la dificultad todo se debe hacer entre las reglas y las prescripciones, esto lo ha tenido en sus lineamientos de vida y de cotidianidad, el luchar para sí y su familia de origen, así esto le resulte de un nivel de dificultad en apariencia mayor,  al del resto de las personas con quienes departe desde la ausencia, hasta sus lugares de vida común.       
    La soledad nunca ha sido un problema para una valiente, la estirpe de los guerreros ha sido una marca del génoma Ye, así ella ha tomado sus convicciones prácticas, y así la vida le lleva a series de parajes donde la posibilidad de subsistencia parece remota, pero ella ha aprendido a cubrirse bien desde antes de salir, y ha de mantenerlo así por convicción. A pesar de no ser una postura débil, el decidir optar por el recato, el pudor o la decencia en medio del arquetipo del mercado del consumo, donde las personas han parecido materia del mercado. Ella con todo y su convicción opto por una razón para el futuro de los suyos, sin poner sus principios en juego.    
    La mañana ha llegado después de una noche escandalosa, como lo son  comúnmente en un barrio qué aún se hunde atrapado en los arquetipos de extramuros periféricos, y donde la masa de zombis timan un control medido, es demasiado temprano para seguir oyendo el ruido de la noche, o demasiado ruido para competir contra el, gran parte de la ciudad duerme y ella ya está de pie, es el fin de la madrugada y la noche se abre para el sol de un domingo,

  

 

 
ella ha decidido luego de postrarse para una oración, salir hacer frente a la vida, y a su salud, ha decidido luego de su oración vespertina salir hacer, ejercicios. Que en su diario vivir al igual que, sus oraciones al cielo, lleva en sí cómo disciplina para un cambio constante de mejoría, dentro de su giro común de vida.     

    Parece extraño al ella haber tomado la determinación de no estarce dentro del parámetro el cual han tratado de imponerle, de dotarle, de asfixiarle adentro en la urbe, y así igual a muchas mujeres dentro de la lucha femenina, las mismas esas quienes se han esforzado por romper estereotipos fachistas. Ella sale con todo su són y su sóbria pero extraña belleza del ropaje para el entorno, sale así con su pínta de hacer deporte, la extrañes es belleza al lado del recato. En su barrio de calles estrechas y largas, de escalas y callejones laberinticos con o sin salidas, busca lo mejor para su futuro cada día, además de buscar primero el agrado en su interior antes de lo foráneo. Ella en su recato, toma su pequeño equipo el que consiste en un par de mancornas de libra de peso cada una y sale hacia un punto común donde los árboles mejoran el aire, además del espacio amplio, las brisa le inspira libertad.

En uno de los callejones, cómo de costumbre hay un grupo de hombres quienes han pasado la noche en vela, al son de la música. En el suelo y los laterales hay botellas de licor vacías y restos de las drogas, así también allí empaques y envolturas de alucinógenos, beben y fuman en medio de la incertidumbre del conflicto urbano por control y cuidados de territorios, una esquina fría; donde los perros suelen hacer sus necesidades, con olor fuerte a los desechos, un poste antiguo con una luz tenue amarilla, al lado de un par de escalas a la intemperie las cuales en ocasiones hacen de sillas, para el descanso de la serie de caminos  se cruzados, hasta llegar a quien sabe cuantos números de lugares, o perderse en los laberintos extraños, allí podrían terminar en zonas industriales con calles frías y vacías, de la desolación de los horarios de planta o en fachadas de la vida pudiente en árboles inmensos y jardines coloridos, donde priman los arquetipos eurocéntricos, o en zonas comerciales con precios lujosos y objetos de difícil alcance de esos los cuales buscan la estabilidad de series o el intercambio de números, o peor aún en la cercanía con las invasivas zonas de refugiados de guerra, para las víctimas determinadas, “desplazadas” de o por la violencia, en los tugurios improvisados y construidos sobre la peligrosidad del riesgo mayor, sea tal la intemperie, los efectos de erosión o la violencia misma de por medio, allí además de la variedad de gentes quienes suelen transitar por ahí, ellos los presuntos bandidos, establecidos en el punto ubicado cerca del final de la calle a donde suelen llegar los vehículos; además de vigilar al punto de observancia deben estar atentos, de la entrada foráneos sin rumbo, o atacantes armados, o así mismo la autoridad compítentes , ya el juego sería así develado, un par de paredes del entre cruce de caminos, escalas y un sendero sin  rumbo fijo, se podrían notar con facilidad: agujeros en los ladrillos, tanto por los disparos de atacantes, a modo por respuesta o conflictos entre ellos, cómo los de respuesta inmediata del orden de seguridad del esquema menor, o por ajusticiamiento o al aire o en las casas aledañas por el orden impuesto, y ahora en decadencia y relevo. la noche ya ha perdido la cuenta de cuantos chicos han recogido de aquel cruce de caminos, cuantos grupos habían pasado por aquel sitio y cuántos de ellos ya no existían cómo parte de la historia de un barrio común y corriente. Se sabe qué están habituando en medio del paso. Ella al estar por más de dos meses dentro del barrio no teme pasar de en medio, más allí aun así ubicados alguno u otro hombre demacrado por el vicio y la rumba. ¿Además de la hipertensión qué más podría generar en ellos el uso de sustancias ilícitas? Ella sigue en la ruta, cabizbaja, y lo menos de esperar será tras el receso de quienes continúen en búsqueda de diversión, y así aparezcan los pretendientes efímeros, los cuales en vez de despertar la autoestima de Ella más bien le hacen sentirse tan cerca y tan lejos de sus propósitos, aunque así bien con la obscenidad del lado de los piropos codiciosos y las incitaciones de insinuaciones sexistas, y aún así no logran cautivarla. Así su intención es más fuerte, ellos en medio de la borrachera ven así sus modales. – Buen día disculpen. -   saluda ella al tiempo que tropieza con una botella, lo cual le asusta, así sin más, le miran aún más, pero tal sigue. Ellos la observan demasiado junto a sí, cómo para ella sentir sus alientos o sus voces demasiado cerca.  - buen día primor, ya pasa lo más bello del rocío, cómo para más de un rose.-     y se hecha a reír el grupo. Ella ignora y sigue, uno de estos se pone de por medio, mientras el otro recoge el envase, este aparentemente sin estar drogado o borracho le hace una señal de respeto, y mirándole le asume -disculpe señorita-.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

II

 


                    Ella en medio de los nervios a razón de la serie de acciones en tan corto lapso de tiempo, se queda suspendida en la acción, y lo único que puede hacer es encomendarse a su señor, pide ayuda brevemente, en silencio pero con su atención centrada en la fe, del qué saldría con éxito de aquella turbia situación, ya el reste de los hombres a pesar de versen más jóvenes cuentan con aspecto intimidante en demasía, ellos se acercan con la atención un poco más en la situación y le miran de arriba abajo, de esta manera  observaban con detalle la apariencia de Ella, y aunque ella viste recatadamente, aparentemente a los tipos nada se les éscapa, le olfatean cual perros de caza al haber hallado a la presa precisa para sus fechorías; de repente en la acción más desesperante, el hombre quien se había puesto en medio del paso, quien no olía alcohol ni presentaba facha de estar sobre drogado, ni aspecto espectral o de drogadicto, cómo si era la condición de los demás miembros de la reunión en aquel gueto; bastión donde ella había tomado punto para su hábitat. entre otras, el sitio se halla cerca de la casa de una de sus tías; tras la tensión por el evento inesperado, pero ella, ígnora la situación al tanto, aun así a los sucesos del entorno, además por su baja manera de socialización, al punto donde no frecuenta visitas siquiera donde su querida tía. El hombre quien se había puesto de en medio inesperadamente le tiende la mano en forma reverente, ella en medio de la tensión de la situación no tiene más y reacciona de la manera cual hubiera actuado cualquier joven en medio del desespero, sintiéndose bien servida o en la reacción del shock tardío. -respete igualado, ¿cómo se me pone en frente, no ve que voy hacer mis ejercicios y necesito el camino? -        alega Ella en todo el furor de encontrarse en medio de una posible evasión. Así el tipo comenta  -disculpe niña, está en todo su derecho.-    responde el hombre quien parece estar en frente de la situación, y así con la mano estirada, se quitó del medio abriendo paso, a la joven  dispuesta a continuar su camino rumbo hacer sus ejercicios,  así él no se dio a esperar. -tranquilo, y gracias.       agrega al dialogo Ella, quien en un sollozó retoma camino.
    En la medida del ávance, observa al aparente fulgor vespertino en la mañana, tanto así, al pueblo se levantarse, y todo por la búsqueda del destino de forma en la lucha, la cual se manifiesta en el cumplimiento de las responsabilidades, el día de descanso mostraba algunos hogares en búsqueda de luz, pése a todo, otros en estado de frustración por el tedio dado a la  murga de la noche anterior, la población del entorno de los barrios se muestra afín a tan bella mañana, mientras, en majestuosidad, el sol,  se instaura con sus rayos atravesando por entre las casas más altas de las colinas aledañas al barrio.

Aquel tipo no se dio a esperar para emprenderla hacia los otros jóvenes quienes le acompañaban, propinándo injurias, y casi al llegar al punto de golpearles, ofendido por el asedio a la dama la cual se había puesto en el camino, segundos antes  -no está bien hacerse en medio del camino, tirá la botella, -regaña a uno de los jóvenes mientras le indica el envase que ha recogido del suelo.-    debemos estar pendientes, chacharear, pero no interferir a gran escala el paso, ya la gente está saliendo de casa, apagá esa cosa.-   regaña a otro quien  enciende un cigarrillo de marihuana, fue lo último qué dijo, y se quedó allí parado a un lado del camino pensando, distraído brevemente por Ella, aunque desconociendo su nombre. Su aspecto le había recordado a alguien a quien quizá aun amara, rememorando y agradecido pues aún había esperanzas de gente buena en su barrio de orden, en su nicho de vida, alguien quien le motivara o le llevase a la lucha, y le recordase parte de los deberes cumplidos.


Ella continúo susurrando, agradecimientos a El Dios que adoraba. Y así sigue en su camino hasta la calle principal donde fluyen los vehículos, ya allí puede iniciar su trote, al final del callejón estaba el inicio de la rutina de ejercicios, los cuales le traerían mejor estado de salud.  Ya así mientras inicia parte de su ejercicio, se queda pensando en la cortesía de aquel hombre.
     Más el espacio donde le había conocido, le llevaba a estar en duda; sobre sí sería un bandido o un transeúnte vecino del sector, de lo cual no le queda duda, era  aquel joven maduro quien tenía un aspecto de quien le había hecho sentirse aparentemente enamorada, aunque amores así o sensaciones extrañas, debían ser habituales en la ciudad, en su pueblo de origen le hubiera reconocido, la remembranza le traía a alguien, ese alguien era el amor qué le visitaba y le volvía al ser, ósea a quien realmente había sido, ya en su sentir en mayoría erguido a la fe, y así a Ella no le era habitual, el sentirse enamorada o  enajenada, pensaba ella; además del en el entorno tanta caballerosidad y respeto por una dama no era tan común.    Aunque después de dar muchos giros en la cabeza, y ver la escena en tránsito, pensaba en el peligro, de su rutina, y sí así alguno de los jóvenes perdidos hubiese quedado indignado, y el cómo sí así fue bien atendida en bajos términos por aquel caballero, cómo hubiese sido en manos de un criminal, y más con su reacción. /Esto sería así una de las dificultades de convivencia, porque en sí el camino era público y así como ellos podían estar allí, yo debía transitar/ hablaba para sí justificándose, y tratando de bajar la retórica de la situación para sí misma. El evento tal le había puesto en un grado de dificultad emotiva, le había llevado a una serie de atareos y pensamientos con relación a la crisis mayor, del estado de realidad o de acrónimos donde habitaba, parte del reflejo de la crisis de valores, de la miseria humana, su sentir intuitivo se manifestaba, amarga, ardua y constantemente, aunque ella no vivía en el temor ni de la sisaña, pero sabía de realidades, de donde procedía y adonde erguía sus pasos. donde los sentimentalismos se habían mezclado con la razón y quizá con pasiones futuras, no se sabe a ciencia cierta que caminos tóme el amor.        
              La radicalización por un entorno no era una totalidad cavílada, y esto no definiría el futuro, pero sí el qué aquel caballero le había salvado la honra, y de eso no quedaba duda, ya en la extrañes de aquellos parámetros se sabe que ha de ser, y así apretaba con fuerza sus macanas mientras hacía flexiones, Ella sudorosa y casi al límite venciendo la fatiga, ya estaba viendo el punto de retorno a casa, sin gastar la totalidad de energía, quizá un buen baño y un sueño de reposo antes del almuerzo, le pondrían mejor y en bienestar.   Este es el día  en el cual poder llamar a casa, pero la hora precisa, sería al medio día, quizá la llamada fuese algo costosa pero le daría la tranquilidad de saber de sus seres queridos, y la o el hijo agradecido siempre ha de tener  méritos para sí, de apoco aclaraba términos acerca de un breve hecho en la rutina de una vida de cualquier joven de estos barrios, de un contexto qué se ha rutinízado, sin ser así una tragicomedia o un rol de calabozos y dragones.
    Ella pensaba en esto mientras llevaba su ejercicio al máximo, o se sacaba la mierda cómo acostumbran a decir, ahora no sabía sí aquel hombre estaría en el camino de regreso, o si el camino ya estaba seguro y esos pelados ya se habrían ido a dormir, la bulla y la algarabía lejos, le darían seguridad, mas no habían dudas claras sobre el contexto, ella extrañaba alguien aquien necesitaba pero ignoraba, él quien o qué era, aunque podría ser algo efímero, pero sí así permanece esto ya es un problema, dado al inicio de sentir un aferre o necesidad alguna. El de estar enamorada circunstancialmente por necesidad, esto. sí era un problemón.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

III

 

 

                      La rutina de ejercicio no fue lo así esperado, el impulso le generó todo lo necesario, para ella poder continuar más tranquila con los ejercicios, con los cuales creaba estabilidad para la salud, equilibrio y bienestar en salud, de sus sistema físico y psicológico; la oxigenación del cerebro era algo vital para alguien que interrumpió los estudios de medicina en su tercer año, y más que así, cómo tal, quería recuperar, reintegrándose después del tiempo perdido, a su amada Universidad. /luego de una buena oración, un buen ejercicio./; pensaba mientras caminaba hasta el lugar al cual se dirigía, no era fácil, pensar en llevar y hacer vida lejos de la familia y lo que se quiere, pero estar bien consigo misma le hace estar mejor.    Ella no refuta mucho del hecho de existir, pero ahora sólo se centra en respirar, en ser ella, en permanecer habitante en medio de la imposibilidad, el ejercicio del ser, a veces es más difícil qué el mismo del estar. Su estancia no suele ser de las que han sido fácil, pero su permanencia le alienta a seguir, para así continuar sus estudios y velar por el futuro de orden familiar. la necesidad de subsistencia, no ha sido igual a la de luchar por la supervivencia, además pocas mujeres optan por estar bien, pese a todo, aunque sólo una mínima parte tenga que priorizar el estudio antes al de la vida familiar, nada en sí era tan difícil, cómo la adaptación a un entorno tan hostil. Aunque el lujo de la apariencia no pásara mucho por los barrios donde ella hora debe habitar.     
    En regreso a casa, todo era posible siempre en la medida la cual no estuviera centrada sobre lo así querido. -Venga flaca-  así le llamó uno de los jóvenes de los cuales antes de salir pernotaba, en el lugar de vicios cerca a la casa de Ella; él con mirada intimidante seguía el camino de la joven, ella sin lugar para continuar, decide aumentar el récord de sus pasos, caminando un poco más rápido, -ahora no puedo.- Y es así cómo le contesta ella de forma sensata, así acelera el paso, apresurando su rumbo; el joven sin hacer caso sobre la respuesta se le pone en medio, para confrontarle.  -¿vos es que estas inventando? ¿O qué? ; ¿Vos no sos de por aquí, quien sabe de dónde venís, mínimo sos una infiltrada, crees que te van a salvar siempre?...  Ya sabes que eso es trabajando pa la vuelta, yo te digo y aflojas de una. -     se le pone de lado a toda prisa y la agarra manoseándola por delante y tratando de introducir una mano dentro del pantalón, en tensión a la pubis, de Ella, además tratándola de apretujar entre su cuerpo, llevando la otra mano por dentro de la camisa a su busto, así sin conocerle, sin tratarle y sin tener el más mínimo compromiso o la más mínima relación de amistad; en la intimidación ella no se aguantó y estrujando al bandido le dice, con preocupación - tenga cuidado con lo que dice, hágame el favor y me respeta, que yo soy una mujer decente. - agregando - yo sólo estoy de mi casa al estudio y al trabajo, y ya.-    el joven le forcejea, ella a punto de quebrar en llanto saca fuerzas y le estruja, le pasa por un lado. Al verse en inferioridad de razón y de fuerza, él le toma de un brazo para forcejearle, al ella cuestionarle en vos alta -¿que le pasa? Suélteme me lastima respéteme.-       los vecinos se atumultúan en las ventanas para presenciar el hecho, muchos con mirada determinante sobre el joven cuestionando el asunto, y con susurros abundantes, más porque la chica nueva del barrio no era del ambiente de los jóvenes quienes departían constante mente entre drogas y armas, él, intimidado por el cuestionamiento psicológico, suelta a la chica y le exclama en vos baja  - suerte perra, lárgate qué después hablamos.-       esto mientras tomaba la empuñadura de su arma, por encima de la hebilla de la correa del pantalón. las casas vestidas para el paisaje callejero. Sitio de casas organizadas donde las plantas en materas revestidas de flores, sobresalen en los zaguanes haciendo parte del entorno callejero, las flores conteniendo los últimos rastros del roció parecían, haberse quedado para el momento, mientras se mostraban en evanescencia para encontrar la luz directa del sol, y bajo la sombra salían de apoco igual qué los vecinos quienes se apeñuscaban para presenciare la discusión callejera. El joven sulfurado por los cuestionamientos saca el revolver yama martial calibre 32, el “cinco tapas” cómo le llamaban a tal arma letal con la munición 765, y él apodado “Firulais”, o el “firu” cómo comúnmente le conocían, en el entorno de su barrio,  empotrado, con aparentes pretensiones bélicas. Ella azorada por la actitud del chico, toma con calma la acción y trata de evadir la situación dando cara, al problema, huyendo en plena calma, caminado hacia atrás, y mirando al joven casi siempre directamente a los ojos, demoliéndole con el pensamiento, ocultando el temor, y asiéndose al ver los vecinos, sin ir a chocar abruptamente con la mirada la cual está sostenida hacia el joven perdido en el receso de las drogas y el alcohol, él drogadicto histérico y en semi-shock, ella meditativa con el pulso acelerado y sudorosa de la acción y por tanto del ejercicio previo, de casi media mañana, así mismo cómo por la situación, piensa en la velocidad la cual tornan los asuntos y lo complejo para acelerarse, además el cómo la velocidad de un disparo en algo tan diminuto podría crear un efecto tan nocivo, el tema no era perder la razón, ni la cabeza, pues la vida no era un asunto de valor simbólico, dado a que allí estaba todo consumado, y la osadía no le llevaría a ningún punto, los estribos estaban bien puestos, pero la peligrosidad jocosa, de algún joven que habría vendido sus propósitos por algunas monedas, no era igual al de alguien quien había puesto así sus designios y sus principios, por el bienestar común; sería algo imposible mientras ella no perdiera sus estribos y el enamoramiento no lo era así todo, puesto qué el hombre quien le había brindado protección no estaba en el lugar del hecho, /¿para qué así un amor que no está cuando se necesita?/, piensa Ella, en medio de la tensionante situación, pero, aquel drogadicto si estaba arma en mano intimidando al resto del vecindario, le apuntaba a Ella y miraba que no hubiera alguien armado, ella tenía para sí el arma cómo parte, del encaminamiento entre el ser y el no estar, en cualquier pensamiento o paso mal dado, ella debía ser más velos que el gatillo, en cuanto a una posible acción fugas, pero no dejaba de retroceder en avance hacia atrás, se apartaba a lo lento, prefería lo lejos, en aquel momento, la lejanía no le traería de vuelta, pero un mal pensamiento, o una acción de un paso en falso, le podría dar a la perdida, así qué media sus pasos hacia atrás, en busca de su resguardo, y de los santos de su casa. además de estar segura de a unos pasos estar su morada, sólo era encaminarse bien y no ir a tropezar, ella mentalmente decide elevar oraciones, pidiendo por su vida, además por su integridad y salud física, ya  era su familia lo que primero pása por su mente, dado al no saber de los intereses habidos allí tras aquella persecución, y sí el acoso es por perturbarle o sí realmente es algún tipo de persecución. 
    Las manos siempre al frente donde el bandido las viera, aun con el par de mancornas en una de ellas, y el encamine constante. Así ella retomaba retorno pleno a su morada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

IV

 

 

          Ella percibió el punto de boca de túnel, el cual erguía la salida en ruta de escape, y así emprendió fuga hasta la puerta de su casa, tomó las llaves lo más a prisa que pudo, dejó las mancornas en la entrada sin importar perderlas, con el pánico manejado, o bajo control como diría froyd. el semi-shock y la taquicardia, la tembladera ya en su manos y sus dedos parecía tambalear, por el nerviosismo producido a razón de la problemática, así Ella, se interponía entre el hallar la llave precisa equiforme del ángulo, y encajarla en la cerradura, todo lo de afuera es lo peor que le ha podido suceder, en el tiempo qué lleva viviendo en uno de los barrios más peligrosos de una ciudad, fuera del contexto internacional adyacente, no puede llorar aun pudiendo, no quiere ser la enemiga de todo lo que bien ha sido; la situación le saca de sitio, puesto qué respiró y se bendijo, en cuanto quitó la doble llave del seguro, abrió la puerta,  la cual cerró de un tirón; una vez estuvo dentro.


La gente sigue asomada, intimidada, pero con la razón de tedio y molestia por la actitud de aquel joven frente a la pasma, el exceso le llevaba lejos, mientras él, sin saber dónde apuntar, y con el arma por fuera, suelta un par de disparos, al aire, y a base de propinar insultos fuertes continúa allí amedrentando al vecindario. Firu descolocado, desconocido, ido por la sobre dosis y el trasnocho, además por el receso del exceso de consumo de licor, se le avienta a madrazos y tiros al aire, arguyendo, -manada de sapos, metidos, chismosos, a nadie le importa mi vida, lo que hacemos, o en lo que andamos. -    esto con el arma en la mano y sin temor de soltar un par de disparos, - es que nosotros somos los que mandamos por aquí, y podemos hacer lo que nos da la gana o ¿es que, acaso, van a llamar a la policía? No producen ni la mitad del miedo, que deberían generar. -     y suelta otro disparo, al aire. Mientras apunta a las diferentes familias quienes observan, a Furu hacerles acto de intimidación, dándoles terror haciéndoles ocultar, desposeído, ido, perdido en sí sobre lo qué sería la vida real o el futuro de los niños asomados, o de los vecinos en su presente de preocupación, el bandido quien no respeta, porque así ya está fuera de él, es dueño de lo propiciado, pero influye nada más desde la postura, rastrera, vandálica, criminal y paramilitarista, perdido de razón de ser o de razón de familia, perdido de origen, de nicho o de grupo; llevado por el crimen, perdido de su razón común de vigía, de delincuente o de miembro de un grupo el cual a base de razón delincuencial, pervive de lo invertido de la gente para tales, para sus cuidados el de sus familias y el de sus propiedades, pero el estado alterado qué le trae la droga a Firu, por la borrachera en receso le hace víctima y cómplice, de un contexto de conflicto mayor, y así, desconocido de sí y de la gente qué le vio, crecer.  Perfila su arma cereándola es decir afinando puntería, con las ventanas, y apunta a objetivos ya no comunes, tendiendo a las ventanas, las abiertas, las cerradas, las cuales tienen personas y las cuáles no.  Los disparos de los cuales ha alcanzado a soltar los ha puesto en el aire.   El ruido estruendoso de las balas, y la postura trasgresora del Firu, ha hecho ha muchas personas llenarse de pánico, y volver a sus nichos, algunos de los niños amedrentados por el terror, se hacen a llorar dentro de sus hogares, mientras el joven drogado y contorsionado por el exceso del consumo de las diferentes drogas, intensifica su mónoloquio. Repitiendo en constante. – O quien es el pendejo que me va salir a la pelea, para llenarlo de plomo…-    insistiendo - salgan pues-.     pero el objetivo había sido objetivado. ya en apariencia no quedaba ni un vecino en las ventanas, puertas o balcones aledaños.        El pánico colectivo y el ruido de los disparos habían llenado la situación de una tensa calma, la cuál apabulla la hermosa mañana llena de energía, de la qué se esperaba, fuese la típica colorida, mañana de domingo.   Donde desde temprano en la mañana sacaban la ropa recién lavada, a asolearse para ser secada, donde las plantas tropicales en sus materas recibían agua, donde los niños luego de la matiné del televisor salen con sus juguetes a las calles, donde los jóvenes se dirigen a sus grupos cívicos o donde las mujeres se levantan aun en pijamas hacer las compras matutinas y más para el domingo, donde también los feligreses asisten a la misa más importante de la semana, donde los obreros o duermen hasta tarde o se levantan hacer sus deberes de embellecimiento en sus propiedades.  Pero el ambiente se había transformado a un estado lúgubre, la mayor preocupación era por el joven ansioso ya así en los barrios del furor: quien así la hace, así debe responder.
    El joven toma asiento en una de las partes de la acera, donde puede ubicarse bien, a descansar. toma el arma después de ver qué nadie aparentemente le observa, saca las vainillas de los cartuchos disparados, y vuelve a recargar el arma; se queda meditativo por unos segundos, guarda el arma en uno de los bolsillos del pantalón, y aun estando en estado de sobre exaltación, tanto, por el suceso, cómo por el exceso de consumo de drogas, luego saca de la parte de atrás de su bolsillo, un sobre, con una sustancia alucinógena, se inhala con un par de pequeñas dosis, de aquel venenoso o medicinal, polvo blancuzco, suministradas por la punta de una navaja la cual guardaba en el bolsillo frontal alterno. Esto lo lleva aun estado de intranquilidad inmediato, y de manera desesperada entra en un nerviosismo y evidencia series de contorsiones constantes, mientras esto parece aumentar junto a las morisquetas exageradas.   Saca un cigarrillo el cual mira constante mente antes de encender, así untado del trágico polvo. todo tiende a ir de mal en peor, evidente mente /que más podría pasar? /    piensa, aunque en su situación de distracción en un lapsus de alrededor 10 minutos, el cual no duró mucho, ya que, llegan otros dos jóvenes, armas en mano. Y cuestionantes indagan  -compañero, que pasó con la ¿chica? -    inquiriendo de forma breve, con un arma de esperdigones de corto alcance, un shotgun, o escopeta multipropósitos cómo también se le conoce, que por el mero brillo, ya generaba nerviosismo.  -¿nada por qué? O ¿que pasa?-    Firu haciendo de joven acusado, éntra en estado de pánico inmediato, y saca también el arma de su bolsillo apuntando a quienes estaban al frente suyo.  El otro joven en estado de completa calma, frente a su postura.  -como qué de que, ha ¿de pasar? .   Tranquilízate hombre, que nosotros no peleamos por perras, más bien cóntanos cuál fue el visaje, qué méro problema, que méro escandalo… usted sabe qué por acá hay mucho pone quejas. -    los chicos a Firu, persuadiéndolo de forma concreta. -de buena, sí a lo bien es qué si fuera por mí ya le hubiera bajado la cabeza a tanto sapo.-    él persuadido, baja la guardia e inicia entre contorciones, morisquetas e insultos a desafiar los vecinos del sector.  El joven de la pistola le motiva para qué no insista en el escándalo, convidándole a drogarse, con droga de mejor procedencia y de alto estándar.  -ve mejor date un pase, trajimos un producto más azaroso, es un cocaino en puro, y además nos vamos a fumar un porrito. ¿querés acompañarnos? ¿Vos sabes quién los tiene? Es que hemos querido comprar pa´ bajar el viaje de la pasma en la mañana. -    entrando en la “persuasión” el joven del shot gun. y Así mira a su compañero con una pistola 9mm marca Córdova, con un proveedor extra largo de 16 balas que está dando un buen poste sobre entusiasmar a la “víctima”. Firulais, joven del vecindario entra en el juego, se rasca la cabeza con la trompilla de su revólver y se sienta, pero vuelve en sí y se para asustado - ¡pero que no sea de visaje!-    en modo agreste. Así desmonta el gatillo, y guarda el arma, uno de los jóvenes saca un frasco pequeño, lleno del apetecido polvo y lo ofrece, bajando la guardia del arma, lo cual produjo una breve sensación de calma al Firu,  quien continuaba en estado pánico, ido al de tensa calma, él coloca el arma entre sus piernas, mientras sáca también su droga, quizá para combinar o intercambiar, ya así en la serenidad consumada, toma la navaja para darse las inhalaciones, cuando llega el justo momento, y está dándose la primera dosis, de su apetecido polvo, ya qué es justo ahí cuando el joven el cual tiene el arma shot-gun se le avienta y se la sampa en el pómulo, un trompetillazo con el arma, así de golpe en seco, lo cual deja semi nublado a firulais, al tiempo,  se le avienta el otro compañero, así el joven quuien traía la pistola, en una acción inmediata, le alcanza a arrebatar el arma de la entrepierna y le encañona asegurándolo, para que suelte la navaja. Esgrimiéndole, -éstas, paila, vas pa´ la paila mocha, firulaisito, nosotros somos militares expertos y no queremos paramilitares, ni sus crímenes en la zona-   Todo esto en un abrir y cerrar de ojos.  Pero el golpe había sido tan contundente, y en menos de un pardeo, en el acto seguido, todo fue lucecitas y sombras para Firu, al punto, qué él voluntariamente, con la cara rota, pone la navaja en el suelo, otro golpe, que lo deja perdido del horizonte, y le recompone del estado de delirio, los jóvenes se lo alzan, le propinan una serie de golpes y así se lo llevan antes de que pueda llegar otro tipo de autoridad. -entonces la rata esa, se reincorpora, cree que va a seguir haciendo lo que le da la gana, y sabe que… tenés que respetar a los niños, a las mujeres, a los ancianos y a los hombres-    y le sapan otro golpe.   -compañerito, muy equivocado qué cree, que nos va a azarar la plaza, ¿cómo te ponés hacer disparos al aire cómo una vieja esquizofrénica? -      aduce uno de los tipos. -Acá no vas hacer escándalo, ni amenazar a los vecinos cómo se te venga en gana.-   Aduce el otro.  - ¿cómo que vecinos sapos? y te pregunto a tí por la plaza y de entrada ya sé dónde queda.-   Dista el otro, esto cómo sentencia de un golpe el cual le aturde hasta llevarlo al flaqueo.    
    Justo en el momento en el cual se llevan casi a rastras al joven, pasa una mujer robusta y fornida, con músculos prolongados, la cual le mira directo a los ojos los cuales ya se le opacaban por los golpes, que le habían propinado. - ves te lo dije-    agrega la mujer de aspecto fuerte pero femenino. La cual continúa hacia la casa de Ella. Mientras conducen al joven con rumbo desconocido por medio de los callejones laberínticos, hasta  perderse del panorama, tanto él joven agredido, cómo los otros dos que le llevan a rastras.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

V

 

          Ella consternada, al entrar en su pequeña casa, se sienta en un sillón, el cual tiene dispuesto al lado de la ventana,  aturdida por el estado de shock  y la serie de disparos los cuales fueron tan cerca, atónita por la situación y lo dificultoso de la problemática,  ya esto le hizo quebrar en llanto, después de llorar un poco, y oír lo acontecido cerca de su vivienda,  Ella decide hacer oración para hallar calma, debido a lo tensíonante del suceso;  luego bebe un poco de agua para así pasar la penuria, la cual toleraba, los ruidos de la gritería y los demás disparos le  molestaban en demasía, ya ello sólo respondía al estado de crisis de poder y representaba directa y concretamente al  im-poder  el cual los vecinos vándalos tenían sobre la ciudad, la misma por la cual ella había optado para realizar el camino al cumplimiento de sus metas.  /Los obstáculos no podrían contra ella, y menos contra su fe./ piensa mientras se encomenda a su Señor,  no le apetece ni rendijear para evidenciar cuales son los sucesos ahí afuera,  por un momento pareciese que todo se ha  aquietado, y nada será más de lo frecuentemente acaecido fuera de casa; Las dificultades vividas por Ella ahora son una mínimidad o una real pequeñez, con relación al evento desatado o así bien el cual sucede allí, ella enamorada pero todo lo  percibido está ahora tan lejos, ya no puede retornar a su paz  habitual, y el enamoramiento ha sido sólo una mera ilusión del vislumbrar a alguien quien en realidad tal vez ni exista, y menos para ella.          
    Piensa mientras siente un momento de quietud.  Y así decide asomarse por una de las hendijas de la ventana la cual dá  a la calle, y  para nada qué algo hubiese cambiado,  puesto qué ya al momento el agresor en el estado de alucinación, enciende un cigarrillo, de la forma más placentera del mundo, / ha, todo esto y después de arruinarme la vida/ piensa  Ella, observando la escena donde la justicia parecía estar más del lado del olvido al mismo lado de la realidad,  Ella  enfadada con la situación, ve  al chico levantarse ofuscado arma en la mano, y también vé entrar otros dos chicos en escena, los cuales ella nunca antes ha avizorado, entran en una discusión rutilante y de jerga fuerte, ella prefiere no estar frente al estado de discusión del entorno, y hace someramente, lo mismo al resto de los vecinos, lo cual es dar la espalda a semejante problema.   Ella en su estado de meditación y por la depresión, más qué por el estado de desconcierto; se queda dormida tras la situación, la dificultad ha sido en plenitud, debido a la tensión en creces sobre su presente y sóbre su futuro inmediato, ya el pensar sóbre el qué hará, le tiene conmovida.  Ha estado frente al peligro de perder la vida. Sólo un instante parece le ha salvado la integridad, sólo fue el estar frente al peligro, una etapa breve, para así poder recobrar su sentido de la importancia del estar, nada ha sido del vértigo, ni de sus recuerdos de vida.  Ella entre meditación y divagación entra al estado del sueño, y se queda profunda en un ensueño el cual le conduce hasta los días felices de su infancia en su pueblo natal, nada  le puede reconfortar tanto, nada; Ella con su cabello extendido sobre sí, apretó tan fuerte la almohada entre sus brazos, y así se quedó dormida abrazándole entre el pecho; el agua, la cual había dejado, hervía en el  fogón, silbó en la olla tetera y le arrulló hasta hacerle entrar en otro ensueño más profundo, y así en un hilo de sueños hasta perder la conciencia de lo soñado,  hasta sumergirse en el onirismo puro, así el sueño le pudo llevar de un espacio dimensional a otro y de allí a otro, fuera de la conciencia del sueño, la condición del estado de agotamiento, por la preocupación le mantenía fuera de sí; esto no era la razón central de justificar un sueño o el quedarse dormida, mientras el agua en vapor seguía generando sonidos en el fogón, la tetera le conducía a una realidad mayor, el silbido de tal le había quitado la última fuerza, para no justificar su sueño; el ejercicio  le había quitado la fuerza a manera de dejarla casi desvalida de sí, más la discusión y la serie de amenazas a ella y al barrio, ahora le hacían sentir fuera, ésto junto a los lloriqueos, con la nariz tapada por la congestión de la pena y ya no aguantaba la mucosa; puntos de inflexión.

/Ella, feliz, con un vestido rosa, de entre telas blancas con bordados de miles de detalles, llenos de figuritas, y de más de siete enaguas las cuales le decoraban en bombachos hasta más debajo de la rodilla y los bordes lindaban con las medias de bolero bordado, ella miraba constantemente hacia sus zapatitos rojos de correíta, ella sabía ser la Mafalda de su abuelo, pero ella no entendía nada acerca de quién era Mafalda, más seguía siendo ella quien deambulara de un lado a otro, fuera de la casa del pueblo de su amado padre,  en repetidas ocasiones le llamaba su abuelo por aquel nombre el cual recordaba, pero aun así no era de ella; una vez sonaba, ella lo recordaba dentro de sí y esto le llevaba a sensaciones de extrañeza baja, era vertiginoso el nombre,  así resonaba pero carecía de una identificación lógica acerca de el,  esto ya llegaba al punto de producirle inconformidad, el abuelo nunca ha insistido, y no ha sido pesado, era la relación de ella con su recuerdo repetitivo,  no había nada de proeza en lo sucedido allí, pero giraba sobre el pasto sólo existían el prado, el cielo y la voz de su abuelo, mientras variaba, y se sentía en su presencia, más allí no estaba,  aunque ella seguía sintiéndole, él no quería incomodarle, Ella no quería ensuciar su vestido rosa,  ni sus calcetines blancos, por eso miraba sus pasos entre el pasto,  el cual crecía en sus mayores vertientes, no más arriba de sus calcetines, mientras encuentra el lago de su huerta frente pero lo evita, Ella cómo le llamaron en su casa a la hora de bautizarle con el sagrado sacramento, casa donde los idiomas y las palabras variaban, sólo hasta el punto de entablar razones para cumplir.   
       Ella no sabía sí su abuelo Alfredo, cortaría el césped, ya tal se hallaba en el punto, de allí corría y a veces se perdían sus zapatitos en el pastizal del jardín donde pasaba parte de sus más recónditos y felices recuerdos, hasta qué dado a su ruta de avance, para no caer dispone de sus manos hacia delante y pues, chas, no asegura que haya sido; si enredo o desliz.    Y pues al caer su pomposo vestido toma dos manchones breves de barro, justo al punto de las rodillas, a pesar de no haber agua alrededor en el sector y el suelo estar lo más seco, y ya así podría estar para el raciocinio de alguien quien está fuera de sus cabales, la libertad de la limpieza era en ella el amor a sí misma, Ella sólo había untado un poco de barro a su vestido pomposo y rosa. Ella con su vestido al cual trataba de salvar; no quiso correr o caminar, sólo llamar a su abuelo.   
        Y así estando en su recuerdo, navegando, perdida en su conciencia lejos del ego, lejos de la identificación material o del desear o el de querer algo imposible, lejos del miedo y el alborozo habitual, encontrando sus razones mayores, sus razones primarias, sus motivos y propósitos para ser feliz, para hallar su propia paz interior, la felicidad era así la parte mayor de mantenencia del sueño, del cual luchaba para conservar, hasta el ver a su vestido estropeado, el vestido embadurnado en sus rodillas, untado del barro y cómo tal le despreciaba manchando su vestido rosa, y le daba a la perdida de la pulcritud,  le entristecía y le llevaba al temor de haberlo estropeado y de ser castigada por el hecho,  su vestido era representación de limpieza total.  Su abuelo no estaba, ella lo quería ver, quería qué oyera sus quejas, sus problemas, su penuria mayor, ya todo se le hacía imposible, a causa de un problema resiente y no lo podía resolver por sí misma, ya qué no entendía y buscaba remediar, anhelaba resolver, así buscaba mientras se perdía entre la hierba, y en medida del crecer del pasto, ya aparecían cadillos y flores diminutas, ella se buscaba y se veía llamando, trataba de gritar pero le era imposible, los gritos eran ahogados, la voz de su abuelo querido ya no estaba, los sollozos se perdían cerca del pasto laberintico, mientras le cubría casi en totalidad, así reaparecía la voz del abuelito y mientras le llamaba, oyó varios estruendos, reproducciones de constantes aturdidoras cómo disparos,  y pues ella no quería caminar,


sólo sollozaba pidiendo o aclamando a su abuelo./

Ella despertó de golpe al oír la puerta sonar; sudaba en frio, el cielo aparentemente dejaba entrar toda la luz del sol. Era ya casi el medio día, el sol ya marca las diez en punto en la media mañana y perfila el mediodía del domingo, Ella se repuso de sobresalto. Estaba envuelta en mocos, no quería nada de sí, casi qué seguía llorando su sueño, mientras tal se desvanecía, ella de memoria perturbada ahora por el ruido ruin y estrepitoso de los equipos de sonido, los cuales, iniciaban a sonar las melodías del medio día en el barrio donde ahora residía, entre mezclas de lo qué el silencio de una pelea bulliciosa carecía. Su paz, no era todo, la puerta seguía sonando, ahora también el teléfono se le sumaba, tódo esto junto a la tetera vacía soltando el humo breve de las ultimas gotas de agua estas se evaporaban buscando quemar, pero el agua sólo daba a humar vapor.  Ella disimula, - sí, ya voy-  grita a la visita que llama a la puerta y espera la respuesta;  ya primero se centra en resolver el paradigma diario del cual es presa, a ésto se le suma un par de zapatos en mitad de la sala, estado de completo shock e incertidumbre. / ¿Quién será? - ¿que ha de ser? - ¿qué harán de buscar?- talvez ya vengan por mí para una marcha mayor-/  pensaba, en este preciso momento sacó de sí, la mujer guerrera y practica que le acompaña en algunos momentos breves he incesantes de la vida. Apaga el fogón, arrastra los zapatos a puntapiés, hasta un punto muerto donde los alínea, toma unas chanclas limpias y en orden, así cómo lo están sus uñas siempre, y además cuelga el teléfono para no hablar con alguien, era una de sus primas de ciudad. Pero en el momento no estaba para nadie, ahora se dirige a la puerta. Desde donde reclaman -niña Ella, Soy yo, Juliana, una amiga de su mamá-.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

VI

 

 

45

 

Nada pudo estar más a favor que la tan extraña, tocadora de puerta quien bien le había consternado a Ella; el toque constante y fuerte, en la última, fué también la incesante preocupación por qué estuviera bien, pero la verdad eso no importaba, la actitud de ella no era de preocupación realmente. Era porque no tenía un contacto de uso frecuente del cómo contestar el teléfono fijo, carecía completamente de llamadas nacionales o intermunicipales, así cómo tal cual, el de abrir la puerta. La visita inesperada seguía tocando, Ella se dirige a la puerta, escalas abajo, remueve el cuido de su amado gato, quita el pasador  puesto de golpe, el cerrojo de tranca, más endeble, que la puerta misma; así sí alguien quisiese entrar por la fuerza la cascara de huevo hecha de puerta, lo hubiera permitido después de dos o tres patadas, no se necesitaría ser muy rudo para sobrepasarla, está la puerta gris pintada con pintura anticorrosiva, pero en apariencia, el latón hormado tenía más del tiempo, sin recibir la mano de pintura a base de aceite requerida. La puerta extrañaba el esmalte y su brillo, ya las pocas fragmentaciones, cual parches, figuraban con capas caídas, las cuales mostraban al óxido  cual al comején qué le había caído al hierro, cómo carcoma.   Aun no existen las puertas de acero, para uso comercial, diría un amante de los cetros encriptados, ni ahora, ni hace más de veinte siglos.   El matiz del gris mate, junto a las breves costras naranjadas del óxido comiéndose o mejor dicho corroyendo a la puerta, a lo cual quizá el comején nunca hubiese perdonado, eran sólo esto y una empuñadura de manija en arco al lado de la cerradura y esta mantenía la puerta por fuera. Ya  por dentro la chapa de la cerradura y un pasador rudimentario bi-encaje, las estrías de horma en la puerta daban el llamado del ruido cómo cuando se tiene el deber de  llegar algún sitio, ya sea el eco en la calle estrecha o sea hasta la última habitación.       

        Ella Después de quitar el cerrojo, y la aldaba de la puerta, la cual se sostenía dentro por dos bloques horizontales, adheridos al marco, era una lámina estriada  la cual le recordaba de donde a donde, debía abrir y cerrar, no era una puerta segura, ahora menos, nunca lo han sido las puertas de este tipo, ella necesitaría una mazmorra en la torre de un castillo, con cincuenta tropas cuidándole, lejos de jardines laberinticos y puertas inderrumbables. Por fin abrió la puerta, después de pelear con los golpes qué no pudo detener, ni siquiera a gritos, explicando o entendiendo del habría alguien, /que yá abriría, que también entendía, que sí, que ya sabía quién era pero, que no era la forma/, y quien sabe cuántas, razones más.     
       Todo parecía el previo a quien sabe qué tipo de linchamiento o asedió, pero la mujer quien tocaba fuertemente, no desfallecía, pues, creía qué todo no era para dejarlo así, además ella, /sabía que la niña Ella, no debía cargar ni con el trauma, ni con el muerto. /

  
-buenas tardes niña Ella, soy Juliana la hija de doña Blanca, nosotros somos familiares de su mama, ¿a usted es que le da miedo abrir o qué?-    y ahí estaba Juliana, una joven atlanticense de aproximadamente 26 años, mancuernas en brazo, de contextura gruesa, ojos entre abiertos, con una acentuación fuerte y sorprendente, más por la energía que 
proyectaba, estaba de chancletas como es muy común que calce la gente de su región, Juli, cómo le llamaban en casa, con su piel trigueña, tetas medias, piernas gruesas, unos chores pegados y cortos, traía una especie de gorro el cual parecía mas bien un pedazo de media velada, el típico  usado por aquellas chicas, cuando salen en busca de pelea, para evitar despeines o le entren los piojos de las rivales, Ella no se dejó amedrentar, en ningún momento, por el aspecto tosco y por la facha de guerrera.  De esas que no tienen tiempo ni temor, para emprender combate. -haber Juliana-, agregando  mie ntras la ve con sus mancornas de ejercicio - ¿y cuál ha sido la tocadera? Es que cree que yo ¿estoy sorda o qué? Eso era si no tocar un par de veces cómo una persona decente. - responde Ella mientras hace una seña de cortesía para que, Juliana entre en casa, y recibiéndole las mancuernas además agrega. -bien pueda Juliana entre, para que hablemos, haber que es lo que pasa.-. 

    Las escalas señalaban un camino íncomodo, estrecho y émpinado hasta un segundo piso, éscalas con poca iluminación y en obra gris. Ródeadas de ladrillos ocres, con un aspecto fuerte y rustico, para el rostro tan delicado y tierno que proyéctaba Ella, además de su brillo en los ojos, aunque médio tensionada, trataba de fruncir el ceño y miraba sin discreción de arriba abajo a Juliana, la cual vacila antes de entrar.  - no puedo niña. Tengo muchos deberes iniciados, además sólo vengo a traerte un recado.- Al fin de tanto insistir Ella, Juliana decide entrar.  -Vamos niña Ella, pero sólo el cafecito.- y así en medio de la preparación del café se desatrasan de los tiempos donde Juli, cómo le llaman en su casa, conoció a Ella, todo data de alrededor de quince años atrás, cuando Ella, tenía unos seis años, en una vereda cerca de Adrianapolis, su pueblo de origen, sin embargo no áhondan mucho en los persónajes los cuales coinciden, áunque algunas risas de complicidad dejan éntrever sus hallazgos, pérspectivas o prejuicios, así en menos de media hora ya tenían para sí toda una serie de encuentros y descubrimientos en común, ahora era algo en particular, aquellas dos mujeres, conversan, aunque la barrera educativa tenía un aparente lapsus entre una y otra, es decir una utilizaba conceptos y palabras estereotipadas, y la otra en su folclorismo usaba tan correctamente el lenguaje con el cual se daba a entender, a plenitud, y así intercambiaban ideas y planteamientos breves. Era la selva y la urbe intercambiando saberes, en plenitud; También era la búsqueda de agrado entre el matronato simulado, donde la cortesía sólo existe para sí, la conjunción entre la idiosincrasia y el cientificismo. Una de estas representada básicamente por el ejercicio de habitar, de hacer de sí la estancia y en el vivir la concepción tacita de recrear parte su existencia en la simplicidad.  Aunque en su concepción ya había perdido en su libertad, la figuración, pero manteniéndose en lucha vivía aun, aunque ya no para sí sino para el destino de su clan, mientras la otra aun soñaba con la perfección presa de la belleza y las nociones de sus caracteres con modelos, los cuales le llevan a redescubrirse en sí con una perspectiva donde en sí misma, está su salvación, pero es su clan, quien sólo puede mantenerle conectada a la realidad y así se encuentran ellas. En su concepción sobre el descubrir y el redescubrir, la mujer interior qué lleva así cada una, habla con la otra, el café esta sobre la mesa de centro, en la mitad de la pequeña sala-comedor del aparta estudio, de acabados rústicos, esperando por ser llenado de nuevo, cuando el chachareo pasa a otro nivel, ya es porque se ha calentado la conversación y una busca la otra, para bajar el tono, la palabra en el hogar siempre ha de ser más importante, lo desmedido de la conversación, se ha ido antes de la bruma la cual despide el reste del café en la taza.  No hay mucho de iconología, y ya inician a concretar temáticas, acerca del suceso previo. -Ellita, ¿sabes que pasó ahí afuera? -     pregunta intrigada Juliana acerca del suceso.  -no mucho Juli, ha sido algo complicado, pero tú sabes, lo pasado, la verdad-   trata de explicar mientras quiebra y rompe en llanto Ella, Juliana quien le observa, desde un mueble al fondo de la pequeña sala, y duda por vergüenza el pedir una segunda taza de café, y así vé la situación de punto de quiebre, y cómo puede ser malintencionada una circunstancia, trata de consolarle, y se acerca a ella con la taza en las manos, la pone a un lado y la toma en sus  brazos brevemente,  no más de siete segundos,   -tranquila comadre, que esto no ha sido fácil para nadie, y esto ¡nunca se queda!, ¡así cómo así!- agregando   - aquí y en la Patagonia ¡al otro se le respeta, no joda!-    finaliza Juli, despidiéndose de una manera formalista, dejando atrás la posibilidad de una segunda taza de café y así se dispone a partir.    Ella en medio del acto, toma la taza y le pide de forma amable que se tome una segunda, mientras las lágrimas le tras dibujan el rostro.  - no mija, aquí no fue, no vaya a ser que me eches lágrimas en el café y ya no me sepa a dulce y qué además me recuerde a la mar, al sol, al vallenato y a las andanzas mías en la costa, y ahí ya seremos dos quienes lloremos, niña. -      en medio de la situación dificultosa sentida por Ella, saca energías de adentro y del sentido de humor, propio del litoral, Ella sonríe y agrega, - no prima. Pues. Tampoco. -     y Juli ni corta para reírse de la situación.    - eh ché, pues mira tremendas pepas de lagrimones. Vas a inundar la casa.- ;    -tampoco exageremos pues, qué situación tan constérnante, a lo bien, además mirá que yo no hice nada, sólo madrugué y pues les dio por joderme, y yo pues nada, de nada, de nada, y había un tipo todo guapo que me defendió, y ya cuando subía del parque, me salió un vicioso de esos que mantiene haciendo escándalo, pues me estrujo, muy maluco… porque pues a una no le gusta molestar a nadie, y una no se mete con nadie, yo me alcancé a… escapar, pero de todas formas amiga.- ;      -ve y eso y aja? Que vaina tan jarta, tan mamona, que situación más chata la que vimos, ésta mañana me agarra, el primo Ernesto, y me relató algo por el estilo, y el sí cómo que vio alguno ardido, porque me dice, pilas, y me pregunta por ti, y te describe, el dice qué tienes mirada cómo de la familia, y yo qué madrugo averiguar y pues doy con la situación, y pues qué claro qué eras tú, y ajam, y hablando con la tía Marta, escucho los disparos. Y aja! Que ya tú sabes el resto, pero al desgraciado ese se lo llevaron a rastras, mi vida, y qué no joda, porque le va salir cara, que respete a los López, no joda. -   agregando Ella -y a las López. -      y así ríen en conjunto, aunque no tan en coro, debido a que el llanto pseudo humanista le vuelve a ella, por la situación. -Tu no, mejor quédate en casita, mamita una o dos horitas, descansa, y recuerda comunicarte con tu mami, que te quiere, ver bien, y pues ahorita pasas por donde tu tía Marta qué te quiere ver también.- Ella entre el mar de dudas en el cual había quedado gracias a la situación anterior, cuestiona, - claro, yo sé que es difícil, ya que yo no mantengo en la calle, ni visito gente, ¿pero que querrá la tía?-     ; -pues no te preocupes mamita, que eso de no visitar a la gentuza está muy bien, pero lo de tu tía si mínimo será una juetera por desacomedida y desatenta con la familia.-;    -¿juetera? Y yo ¿que hice de malo? - ; -olvídate de ello, era  un chiste.-      entre carcajadas agrega Juliana   - ¿no te parece nada de malo negarle el saludo y la mano a tu primo 4to?-   hasta ahí fue un problema, ahora todo pintaba diferente, esto mientras Juli, abandonaba y se fugaba levemente por las escalas, casi sin despedirse, imprudente cómo las mujeres que habitan en su nada del quehacer, quien en sus labores se nutre del otro, pero se dedica aparentemente sólo a los oficios correspondientes.     Ella mira la escena de su sala que se hacía inmensa, ahora cuando vuelve el silencio interior, ya  después de vuelta la música no cesa la estridencia de la mixtura de una música con otra, así mira la escena y hace un balance sobre la visita, ya /Juliana dejo la marca su culo inmenso postrado en el mueble/, se tragó hasta tres tazas de café, y movió cielo y tierra además le sacó del sueño tan placentero, al punto que no recordaba a ciencia cierta, cual fue lo había soñado;   Ella, Ahora sólo piensa en reponerse para la cita, pero antes una llamada la cual tiene postergada hacia su lugar de origen y vida.     

         Entre el poco maquillaje el cual suele usar, además de lo sencillo, se entrevé una mujer quien sale de su pesar, y restituyendo su postura de mujer, al momento, ella aun siente un poco de dolor en el hecho, pero la visita de la trabajadora de su tía, le ha llenado de moral para poder continuar, además el anuncio del reencuentro con Félix Ernesto o Efe, cómo le llamaban en su casa, ella enamorada de la vida, y el vacío vertiginoso, de qué sí era él, y del hecho en la puerta de algo, las mariposas en el estómago se habían alborozado con alevosía, no querían cesar, no se dignaban ni se disponían a dejarle pensar en otra cosa, casi media hora tomando nota de su orden del día mientras se organiza para la cita de sus sueños, más el visitar a Marta su tía, donde sólo había ido, menos de cuatro ocasiones en los dos meses, los cuales llevaba viviendo en el barrio, y aunque para la gente del vecindario seguiría siendo una habitante nueva, ya en un par de meses nunca equivaldrá a una vida en las mismas calles  y callejones, de toda la vida, ella toma el papel usado de taco para notas, y de su bolso, sacó el número de su agenda por la letra M de María o mamá, lo tachó en su hojita, y hace un cuadrado perfecto y sin más, salió con rumbo, a una cabina telefónica la cual estaba cerca de la calle principal, por donde pasan los vehículos.

       Al salir a la calle no recorre ni tres casas, y una de la vecinas quien vive cerca, la cual observaba por la ventana hacia la calle, le hace un gesto de agresión no ofensiva, en potencia, signo de advertencia, y le llama a responder y a qué le espere mientras tal sale, Ella queda estupefacta, pues no sabe qué rumbo tomar, dado al hecho de impresión, así guarda las llaves y demás artículos de mano, en los bolsillos de su chaqueta de jean y se cruza de brazos, pasan no más de 10 segundos mientras la chica abre la puerta de par en par, y la joven, rubia, delgada y de ojos claros, con una delgadez tan extraña cómo bella, se paCuadro de texto:      01

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ra de frente. Con parte de su ropa de casa, más qué sexi luce insinuante, unos shorts de licra y una camisa larga, ya al alzar alguna de sus manos, se le demarca la sensualidad la cual le habita, además con las uñas de los pies con una pulcritud, limpieza y brillo, denotantes de impecabilidad, mientras da sus puntos de alegato afuera planteándole a Ella la culpa tras el asedio a su amigo, desde dentro de la casa le insultan y le obligan a ignorar el tema, era justo la casa donde afuera Ella fue persuadida, nunca más a la persuasión implantada. -parcerita, olvídese, qué el visaje ese, el cual estas poniendo, de: ¡hay qué pesar de la pobre víctima, se perdió en el camino de madrugada! -    aduce de forma gritada, la delgada rubia quien en apariencia no tiene más de diecisiete años de edad, aunque su discurso estaba planteado con sus gestos y ademanes de alguien mayor y de cercanía al bajo mundo, así demuestra todo lo contrario y más por el brillo de sus ojos.  - es que no crea qué por qué las perras madrugan no defecan, y pues al parcerito le pasa algo y usted responde-   al tiempo un perro asoma su cabeza observando el escandaloso debate de onces -que pena compañerita, me disculpara, pero no tengo idea de lo que me habla, ¿está segura que fui yo la del problema?- responde Ella aireada.  -a no entonces quién?-  cuestiona la joven    -Andrea problemática, que te entres pa dentro o te entro-    grita una vos mayor desde adentro de la casa, Ella observa y responde agresiva pero sensatamente.   -pues, ¿cómo qué de quién? Mío, tuyo y de cualquier mujer vulnerable qué no tenga por donde más pasar, mas por este camino el cual hace de antro, para los insensatos, porque, qué beban o fumen, no es problema, pero el abuso y la tolerancia al dolor y la frustración eso si es un problema, para vos, tus hermanitas o primitas o tus futuras hijas tempranas. -       ; - ¿mis qué? Por favor. -   ; -por favor nada, ahora el problema es del problema. Y que le vamos hacer. -      a Ella se le aguaron los ojos, pero de su frustración humanista, sacó fuerza del mismo sentido de pervivencia y agregó -pues ahora el problema es de tu compañerito. Y esperemos que pueda él solito, remediar lo que causó.-    a Andrea cómo le llamaban desde adentro le brillaron los ojos y sin argumentos espera su próxima cuestión pero no le fluye, fue allí cuando salió una mujer un poco mayor con aspecto de mamá y con una pinta parecida a la de Ella sólo que con no más de 15 años de más,  - Andrea por favor te he estado hablando, qué déjes a la vecina nueva en paz, la pobre debe estar más preocupada que nosotras-     mirando a Ella pregunta. - es verdad niña, no le preste atención qué a esta niñita, si le gusta lo qué nosotras ya aborrecemos.- y así Yadira la madre de Andrea toma para sí el deber de dar orden a la joven la cual está a punto de salirse de sus cabales, el dilema mayor estaba apenas a punto de iniciar, pero la persuasión de Ella le había evitado un segundo plano, al planteamiento de problema mayor o de problemón, así en ese momento se acerca demasiado a prisa un joven con un arma de largo alcance, un fusil de dotación militar con un proveedor extra en la mano de apoyo, se acerca tan aprisa;  todas se congelan, excepto Andrea quien se queda con la boca abierta de admiración he impresión, así continua la ruta, todas blancas, pero ahí la palidez y la suspensión del tiempo, se nota a leguas, el joven continua la marcha en trote, acercándose cada vez más hasta donde están ellas, la punta del arma objetivísa varios puntos, el joven hombre, evita la mirada directa  a ellas y continua acercándose.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

VII

 

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                          No hubo tiempo de nada, el temor se apoderó de ellas, solo Andrea continúa sumida en la emoción vertiginosa de ver un arma, es el poder quien camina hacia ellas.

Andrea ya no piensa, ni en su madre y menos en la vecina quien ahora conciliaba con su madre, y además le había convencido bajamente sobre el hecho tan implícito, era la vida a través del poder lo visto en reflejo el arma se dirige hacia ella, Andrea se imagina así y con tal poder en sus manos, quizá  podría ser así la dueña absoluta de su pequeño mundo y podría ejercer poder, ejercer mando, ejercer dominio, y todo a través del espanto, el terror y la manipulación; el todo ya no sería tan fácil, era simple, no tenía que hacer nada más qué desasegurar y halar un pequeño gatillo; la facilidad de tener el control por medio de las armas, acabar con los chismes, los problemas, la pobreza, el hambre; y todo esto matando a los chismosos, al pobre, al hambriento, al desamparado, sólo asesinándolos y viéndolos morir se terminaría todo, todo su sufrimiento, todo su dolor, toda su hambre, toda su envidia, y así repartir todo equitativamente con los suyos, pero para ella lo mejor, /meterle temor a las demás chicas, la pelada vecina, por muy estudiosa que hubiera sido, se hubiera paniquiado del sólo ver un fierro de ese porte./ pesaba Andrea entre su divagación y ensimismamiento, al ver un arma de alto alcance en manos de un civil, quien corría, hacia ella y la puerta de su casa, quizá sólo viniera por el hecho de entregarle el arma, y tenerle para sí; los bataholas de los estruendos, de un material bélico el cual aterra, Andrea no le temería a los aturdimientos, ni a los truenos escupidos por un arma de ese tamaño, Andrea soltaba baba y había quedado boquiabierta viendo un arma tan perfecta, grande, aturdidora, masculina, todo un falo inmenso sostenido por un macho ansioso y sudoroso, -una pasta- exclama Andrea en una vos demasiado baja, y lo hace demasiado lento, demasiado escurridizo, demasiado viscoso, demasiado para sí o para él arma y su portador, ya el individuo había perdido el poder de ser él, y ya, en un instante, era objeto de admiración, sostenía todo, el póder de podér ejercer dominio sóbre quien quisiera, eso desasegurado, ya no tenía mando, ni orden mientras escupiera balas, balas asesinas para asesinar a otros, balas silenciadoras las cuales silencian bocas, tapan hambre y diezman la crueldad, apagando el fuego con fuego, el fuego dominando y comiéndose a candela las cuatro esquinas del mundo tan pequeño, Andrea sola con un arma de ese porte y calibre, con un arma de esas y otros dos proveedores se podría comer el mundo entero y acabar con el dolor, la envidia, la gula, la avaricia, asesinaría todos los bastardos a su paso, pero no salvaría a nadie más qué así misma, su mamá nunca sería un objetivo digno de su arma, entraría a la hora qué quisiera, haría lo qué se le vendría en gana, no necesitaría robar, sólo era pedir lo querido, y era de ella, un arma la cual silencia, la cual aturde, la cual habla, arma en muestra y significancia, la cual denota y determina hechos o acciones, mientras destila poder, ambición, fortuna, gloria, guerra… Esa arma era para ella, imaginaba Andrea mientras veía al individuo sudoroso, al trote con un pantalón semi ceñido, con una camisa de manga larga, con una gorra ocultándole y no develándole la identidad, un guerrero quien no miraba a nadie, pero la había visto por menos de un segundo a ella, directo a la cara, y el arma ni le apuntaba con fuerza, era suave cómo el amor sentido por ella en su apasionamiento, y se perdía de apoco por el mundo el cual le expulsó del colegio, esa arma le podía devolver la gloria de estudiante y quitar la suspensión, era justo lo necesario, cada paso fue lento, plausivo, suspensivo, en microsegundos, Andrea, mira cómo el tipo se acerca, mientras, de mero impulso, acercó el dedo índice a su boca, no aguantó la tentación de ver entre sus cabellos completamente lacios, el poder ejercído por el tipo del arma no sabía para donde mirar, sólo debía mirarla a ella, pensaba Andrea, mientras se ilusionaba con el arma, la cual le debía ser entregada, /esa arma es mía/, pensaba /va a ser mía, yo voy a mandar/, /todo el poder será mío/ pensaba Andrea, desalmándose, y viendo, se excitaba de saber qué esa arma asesina, seguía caminando hasta ella, con simples y vertiginosos pensamientos,  lo cual posiblemente no sería así, pero luego le volvía la ilusión en los pensamientos rápidos; así erguidos al pensamiento femenino de una niña la qué maduró a la velocidad de crecer en los barrios, provenientes de los pueblos y así de rápido las comunas se convierten en ciudades, y estas ahora no pueden crecer tan desmedidamente, aun así ya suenan en las temáticas, de esas de prevalencia así  temáticas de metrópolis o megalópolis, Andrea sigue visualizándose entrando a un bus sin tener qué pagar, dado al portar para sí un fusil, tomando lo querido ya ella por poder de control era la dueña, /que bien que se han callado/ el pensamiento más fuerte luego de: /me lo va a entregar/ así pasaba por la mente de Andrea, sin pensar el sí debía entrar de inmediato, sin correr demasiado, y no tenía más remedio ha poder tomar el arma para ejercer control y mandar, y poder hacerse rica, aunque no podía hacer más, estarce quieta, porque por otro lado, el dueño podría abusar de su poder fijo, y allí sólo le quedó exclamar de placer, -¡Que pasta!-  y así Andrea en aquella situación  fue lo único que dijo.   
    La mamá de Andrea no vaciló en estrujar al perro para dentro y se quedó en el acto, observando y cuestionándose, el cómo un chico tan joven portaba semejante cosa.   El espanto fue, ver la situación tan a prisa, y el arma que refleja tanto poder, puede hacer tanto daño, cómo con esa misma arma la cual lucía tan formidable y tan protectora, habían pasado las balas esas las cuales habían dejado a su hija sin padre, y lo había puesto en las largas filas de desaparecidos las mismas, qué encabezaran al país en la lista de los más violentos del cono,  y no sería la misma, pero sí era un arma, de las mismas las cuales exhibía en una foto en la sala de la pequeña casa, ésto cómo recuerdo del padre de Andrea, cuando estuvo en el monte, y aunque sin camisa más que un rambo, bien parecía parte de una anécdota, fúera del ejército, del cual siempre hiso parte, Rubén Esneider, el padre de Andrea.   Yadira, había tomado una repulsa fuerte, por ese tipo de herramientas, por ese tipo de elementos pára hacer la guerra, para asesinar, para cuidar, para generar introspección en las personas, a causa del poder exagerado y mal habido, ella en su penar, pensaba en las dos chicas, tenidas al frente, y cómo en el conflicto siempre hubo víctimas a sus medidas y anchas. ¿Qué saldría en los periódicos sensacionalistas?, datos sobre tres mujeres puestas y asesinadas a la puerta de una casa, ni el perro lamería sus repulsiones, ni las listas definirían completamente sus lugares, sus vidas, sus orígenes o sus sueños, por ejemplo; el sensacionalismo tomaría fotos del lugar y el pormenor cuantificado, no daría nada cómo resultado, frente a la verificación de los datos de víctimas de la historia del conflicto, las muertes pasan a menudo, a convertirse en datos y los seres difuntos dejan de ser personas, para ir convirtiéndose en almas muertas, quienes ya no sirven siquiera a sus empleadores, la obsólencia de la totalidad se pierde constantemente, cuando, el individuo se convierte en una cifra de menos, ya no suma, pues lo restante, tiende a seguir siendo parte de una cifra en resta, siempre tenderá a restar, ya siendo un numero positivo, vuelve a cobrar valor pero un número de muertos no tiene valor, ni utilidad, /!tres, mas¡/ ¿de a cuantos tres están siendo enterrados o desaparecidos?, las armas hacen parte de la peor inventiva, nada sería tan importante cómo la vida, el arma la cual le quito a su marido, no estaba entre una cifra muerta, no pensaba ya en su marido, él estaba muerto y punto, la culpable un arma, aunque en sí la razón de la maldad sin la pretensión del asesino es nula, ósea el arma nunca tendrá maldad, por sí misma, pero el individuo quien la acciona es peor a la pretensión  debido al agravio,  el crimen o el terror.   Su vida y la de su pequeña estába del sólo depender de un ráfagaso, ya  a esa distancia eran simples mortales,   / la vida pierde valor; la sangre se lleva otras tres víctimas; el fuego írresponsable; mala puntería; asesinan mujeres pero no bandidos; otro femícidio y no por amor; el dolor de los criminales, el dolor de un barrio; la triste verdad del conflicto. ¿Cuántos posibles titulares para un hecho? / cuantos pensamientos acerca de lo ásido y estándo, ¿tan cerca? Cada paso del hombre hacia ellas, era un paso de la parca más cerca de él al sitio y otro de ellas fuera de sí, la identidad de la joven igual al de tantas chicas quienes entraron al barrio, y nunca más salieron; mientras la observa, se encuentra con la mirada de Ella, en un instante escurridizo, y se le eriza la piel de creer qué una vida así podría estar en riesgo, ya el brillo de sus ojos, le advierte tranquilidad, y al tiempo le preocupa, ya las dificultades de la sociedad actual, los crímenes los cuales abundan, y el par de jovencitas, vistas por la mamá de Andrea, eran parte de sí, pero no completamente ella, aunque bien podría ser ella misma el reflejo de lo acaecido, el camino le conducía hasta donde había llegado, ya ella no era completamente, así fuese íntegramente, y así aún importunando, continuando, siguiendo y más siéndolo; era una dificultad menor dado ah en cualquier instante la irracionalidad del fuego en manos de cualquiera, podría pásar factura.   Las dificultades propias no han sido iguales a las del reste de personas, pero la guerra reclama por igual y desmedidamente.   El matiz del empabonamiento, del arma, caminaba consecutivamente hacia ella, no era capaz de mirar al joven quien transportaba el arma, a la cara; pero estaba observando todos los movimientos, aunque en la brevedad de la eventualidad, todo suspendido por el temor a un suceso desfavorable, y tal pudiese afectar la integridad práctica, el evento así tal en el marco del transcurso de la mañana, tenía desconcertada a la señora, quien se había enseñoreado joven, y por la construcción del futuro de su hija ya había perdido para sí la serie de apuestas, las mismas en acción y de sí tenía para el futuro propio, pero en la construcción de lo creído cómo adecuado, llevaba para sí y para lo tenído por delante, igual a algo mejor, lo de siempre amado, o lo qué ha sido de sí, era más de lo esperado o dado o por dar, frente a la realidad de la perspectiva en desarrollo de un ambiente hostil ya por la frialdad, había perdido el matiz, y ella aún seguía buscando, la sazón en sí, de su “monde”, no era la misma, ella siempre había así esperado, aunque la solvencia del esfuerzo podría tardar, el resto de la vida la cual aún le quedaba, el deleite y el afán de la efusividad de lo vivido no parecía haber colmado, pero la vida misma, esa la de la importancia explicita, era tan fálica tan váhlica, desde el belicismo y la beligerancia; se podía perder. Y ya nunca compensar, pero, de eso nunca se ha tratado la vida. – como que pasta? oigan a esta; pa´ entro andariega. – La madre aguza a Andrea, su hija, en el embeleso, que indetermina la situación, dado a la preocupación propia, por parte de la Madre.
/Se calentó esto/, es lo único, lo cual, se le escurre por la mente tras el fugaz, pensamiento de /¿que será lo que acontece?/, En cuanto a la situación el continuar viendo a jóvenes o hombres armados, y de civil, le traía ah sí momentos de introspección.    Para Ella era común, a altas horas de la noche o en plena madrugada, se escucharan trotes o pasos continuos, el flujo de gentes en acelere, no era desmedido pero sucedía, aunque con el repique del azore, si surgía cierto distintivo, el cual por lo particular ya ocasionaba cierto aire a preocupación, Ella no quiso mirar la situación de frente, no encaró al hombre armado quien dirige los pasos hacia donde estan ellas, Ella quiso tratar de ignorar el suceso, ya lo cual debía de acontecer en caso tal, fuese así, no ha sido con ella, así fuera implicada.     Ella sólo pensaba en el problema anterior y esto ya le ponía cómo marca, el haber sido causante de un suceso mayor, por la preocupación de las dilemáticas, sólo podía mirar a las compañeras a quienes tenía al frente, y observar su comportamiento cara a una situación tan inquietante, tan preocupante, tan peculiar; era sólo la forma manifiesta del suceso, lo cual le preocupaba en sí y ya dos situaciones de alta preocupación en una sóla mañana; no era posible, y no por el qué dirán, ni el cómo salir del problema directamente, o sólo en saber el origen de las armas esas las puestas en acción y ahora le apuntándole, y peor aún se dirigían directamente a ella, quizá los pasos del verdugo a ajustar la irreverencia hacia el mal, porque la insumisión a la catástrofe, la desobediencia al forajido, la contestación al abuso o la explotación, sólo le podría conducir a un mejor estado, puesto qué el saber y tener la actitud y el criterio para hacerlo en el momento y a quien y en el lugar adecuado, pero el asunto de control de la voluntad propia en sí tiene límites.   El límite, siempre conduce, a la frontera propia, ésta da delimitaciones de importancia previsible, el verle a Andrea, una joven quien siempre estaba ahí fuera de casa, de su casa, en su rebujo constante de la naturalidad de una niña quien se descubre cómo mujer de apoco, en la cual eran normal los juegos de seducción y brusquedad con los chicos, pero en su etapa de desarrollo, esa en la cual rondaba su edad y la precocidad, del crecimiento cuasi obligado, iniciaba a presentar las marcas del desacato en la casa y del abuso del contorno social, pero cuando las marcas duelen, se hacen en parte y compañía, el corazón se desestabiliza constantemente, ella en su dolor de quien se marcaba en la primera etapa cómo pasional, veía el arma con el pacer del conjunto, se lleva el dedo pulgar a la boca, con el ansia de la venganza y se apaña el vestido, con el dolor de entender por medio de otros lo cual conlleva el remordimiento, la justicia no sonába en término de exactitud, Ella percibía que Andrea aun no llegaba a los 17 años, pero en su mirada el deseo pasional confundible le impulsaba un odio de más de tres décadas de sufrimiento, ya conocería de calles, pensaba Ella, cuando Andrea estregaba sus manos en aparente sudoración contra el borde de la camiseta doble X la cual le hacía de vestido, sobre sus piernas delgadas, y la contorción de su pie entre una chancla y la otra. La otra actitud de sorpresa, traída por Ella en sí, sobre, la de la resignación permanente o de la costumbre desmesurada ha sido la Yadira, madre de Andrea, quien en un instante fugas encontró la mirada de Ella, en el momento donde una vista choca con la perspectiva de la mirada de otra, en ese instante Ella obtuvo un poco de tranquilidad pero la resignación derrotista de la señora inmóvil, le hiso entender, sobre sí ya nada podría pasar, pero,  todo se hacía de inesperado y así en cualquier momento se podría iniciar una lucha, no contra un arma la cual las tenía contra la pared y con la actitud de no poder defenderse, si no una lucha contra la vida y la muerte, y así, nada se es. En la determinación, observa la casa de las dos mujeres, cómo en el horizonte, previendo parte lo cual sería su vida, péro ahora ha decidido ser. Nada sucedía y así vuelve a mirar.     El hombre demasiado joven, para portar un arma de un calibre tan denso, además la proximidad le asustó demasiado, y ni se inmuta sobre la situación, tal vez en la proximidad, perciba y precise, la imposibilidad de objetivación sobre las posibles: victimarias/victimas, esto ya le trajo algo de alivió, aunque la preocupación por la cercanía del arma no le calmaba completamente, así como a las chicas, cuando paso el joven tan cerca, ella confronto la miradas de sus vecinas, sin importar ya nada, Andrea seguía embelesada, tras la exclamación esa, al ver el arma casi tan cerca. Ella, pensaba, /es que acaso esta chica nunca ha tenido un arma en sus manos.

 Ella agrega mirando a Andrea constante y detenidamente, -oye, es que ¿no ves que es un Arma?-   a lo que responde Andrea. -sí y qué? -.    Mientras la mamá de Andrea le regañaba el asunto, Ella ve al joven con el paso constante alejarse de la vista, a lo lejos entre los callejones, por el sentido


 

 

opuesto de donde se llevaron al joven abusador. 

Feliz año.

 El cielo está puesto en la parte más oscura del firmamento, justo allí, donde ha orbitado tanto el final como al principio del año, las nub...