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martes, 1 de agosto de 2023

Gatuno y el Cuervo Peregrino. Cuento, Manuel Carrasquilla.

 





Gatuno y el Cuervo Peregrino.

 

 

 

 

 

El gato gris en pleno, ha llegado desde hace varios días a la casa, éste es un ambiente diferente, hacia lo cuál aquel felino gris por completo esperaba, esta es una casona casi baldía de un gran tamaño. Aun en esfuerzos de lidia aquél diminuto animal encuentra a sus dueños, haciendo reparaciones dentro del recinto mientras les merodea jugueteando. Gatuno, ya así instintivamente responde,  deambula por la casona haciendo parte de ésta, nada inquieta más al felino qué las aves, y para el colmo, una en las noches se ha tomado de apoco parte de la vida la cual el gato trata de formar, dentro de su nuevo lugar de habito; Ya él no sale para nada de allí, simplemente en ocasiones hacer sus necesidades biológicas al solar, pero de sólo percibir al ave siente un frio terrible, de sólo ver los ojos brillantes de aquella misteriosa ave oscura, ella en su leve canto nocturno, al mismo tono el cual se puede bien confundir al silbido del viento, el sonido aquel el cual abruma al gato, el cual no vacila en confrontar aquel brillo inquietante; de sólo ver o sentir, se estira y cada pelito se eriza en su lomo alzado y su maúllo ahogado el cual le dicta al ave negra nocturna e intimidante así cual acerca de este, ya no ser el espacio de ella. El ave sigue atormentando plausiva y constantemente, al qué se convierte, de apoco, en el espacio del gato, mientras sus viejos cuidadores por momentos cómo médio de evasión al “efecto misterio”, tratan de ignorar aquella actitud del felino.   
 /hablan entre ellos acerca del extraño comportamiento de gatuno/.    
       Entre los otros muchos sonidos de la noche en la casona, está, el del viento el cual ya así, bien puede ser parte del silbido de aquella ave, aun ignorando sí puede tener cerca de sí alguna bandada, ésta es realmente la razón por la cual se intimida el gato, ya este hace de protector de sus amos frente a la posible persecución del ave, ella así aparentemente reclama algo; pero hasta allí, nadie sabe qué. También perturban a la gran casona, en el silencio de la noche: dos goteras en el zarzo, una de ellas résbala hasta el pasíllo del segundo piso, al igual una tabla del suelo de la sala qué cuando es pisada chirría y más cuando alguien pása por allí, del mismo modo la silla mecedora del patio y así la decidieron dejar fuera de la casa, bajo un pequeño techo, la cual en las noches cuando el viento suele ser exagerado, suele mecerse  sola, a todo esto también se le suma el baño de la habitación de huéspedes, pues ya este ha debido ser el espacio del gato, pero él lo rechaza cuán inhospitable, debido al baño, al no tener buena retención, el inodoro tiende a vasearse solo, y al cólmo de todo esto, una bombilla de un pasillo exterior la cual oscila por culpa de los cables viejos, en ocasiones parece estar apagada, pero realmente es sólo parecer, porque se prende llenando de iluminación toda la casa y cómo Para faltar poco, y más para crear un ambiente propicio para intimidar hasta al más valiente, a colmo de un todo, un sonido extraño inició a ocurrir en la ventana de huéspedes, un leve martilleo en la ventana, cómo sí alguien la tocara para entrar, y este ha sido consecuente, y acontece en varias horas cómo repeticiones plausivas, las cuales dan al llamado de allí suceder algo, connotativamente, al entender el estado de introspección de sus amos, el felino ha tomado la determinación de poner cara y montar fronte al asunto.     
Aquel pájaro negro de un brillo especial, no sólo en su plumaje y ojos, sino también en la punta aguda de su pico prolongado. Mientras el felino audaz se hace ha la espera detrás de la ventana tolerando al frio atmosférico, en un ángulo muerto para quien yace fuera de la ventana acaecida de la casa; al gatuno no le importa el elido frio de la noche, el suelo de madera parece húmedo de la exageración del frio, ésto a pesar de que la chimenea había quedádo con las brasas del fuego, el cual ya se ha extinto en la sala de la cásona en el primer piso.





Llegó el momento aquel, momento donde el frio suele ser más agudo, más fino, más profundo; Es justo en este momento donde el gato cree desfallecer en su misión, y ya justo a punto de ir ha desistir, abandonar, es que siente el primer golpeteo molesto desde otro lado de la ventana.

De inmediato el gato salta hasta el marco de la ventana, poniéndose de frente, al cuervo protegido por los cristales, del vidrio grueso, separador entre el afuera y el adentro, la habitación esa la cual a su vez es recinto inhabitable para el gato quien ya ánsia responder la amedrentación la cual aparentemente aplica el cuervo.

/amigo, ¿como has estado? / llama gatuno a su nuevo compañero. El cual acide mientras dobla la cabeza, cual animal sorprendido, desecho, infraganti.       
/hola ¿amigo?/ le inquiere el cuervo,     
       respondiéndole el gato.  
/si amigo, cual es la carajada que tiene usted con la ventanita, ¿acaso no ve que dormimos?/        
       el cuervo, un poco sorprendido, se yergue, esponja sus plumas, álza la cabeza en postúra de cortesía, pero al mismo tiempo, de negación a la razón del gatuno.   
/lo siento animalito terrestre y trepador, pero no entiendo, ya qué ésta es más que mi posada, pues ha sido mi casa, por toda la vida, es donde he perdido mi frio, y donde he puesto mis pajitas para hacerle, y que no cayése de la detracción o el abandono ha sido culpa mía, sería bien tenerle a usted y sus huéspedes adentro, pero piense en mí./         
     gatuno, sorprendido, queda ensimismado, para dar una respuesta más lógica a la optada y así díera el avecilla que de espectral había pasado ha amistosa en una sola respuesta, contrayendo una verdad mayor.               
/ ha eso sí. pero si va a entrar busque una entrada no un vidrio./   responde gatuno, tomando aire para continuar el ñarreo. /es que aquí somos hospitalarios, pero usted es quien se gana o se pierde la entrada, amigo negrito. / 
      fue justo cúando el frio menguó qué el ave desapareció; míentras aparece la níebla de aquel bello pueblo acastillado, localidad en comunidad de la misma así, y ya en su devenir sigue caminando junto a sus villas aledañas a convertirse en una metrópolis. A la mañana siguiente, los Amos de Gatuno quitan una celosía de la persiana, uno de esos vidrios pequeños de contención, y colocan un plato con agua y otro con semillas, nueces y una galleta, han decidido ya qué el Avecilla, al haber sido el último habitante de la casa la cual ahora tienen para ellos, así tal deberá ser el primer huésped para estos, justo desde entonces.

 

 

 

 

 

 

 

Feliz año.

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