La manera de esperar ha sido tiempo,
en ti.
Quizá
la diferencia sea siempre un motivo
Siempre
vuelve a ti el recuerdo del olvido
Así La ligera espera en
decidir, algo por ti.
Nunca dieron tanto, Las hojas de los
olivos,
Las diluí en mí
mientras en suave vuelo
La palabra mía ésta, iba hasta tu alivio
Tocar el suelo de nuevo,
y creer en tu vos
El
olimpo nunca te quiso, sin latidos limpios
Las sístoles y diástoles de
nuestro duelo
Eligen
los laureles que denotan tu elegido
Una erigida limpia argiva
tonada libre
Como
el amor que hemos de mi álevos
Regué de mi ex cáliz
el huir de lo erguido
Mi hur de la
cicuta mía, hizo quebrar sús voz.
Continué el rumbo, por el cambio al
rublo
Por
ti sería así el humo mientras vuelvo
Así
El rúbio del humar del viejo pueblo
En
ti No bastan las amapolas que anublo
Las
cornisas y los zócalos habitan hilos
Que
trasiegan los inicios del frio hielo
El
silencio de un niño interior en vilo
El
barro ha instruido la vara del vil
El
frio conserva al fuego no al ibli diablo
Pueblo
viejo, agúanto tu retorno limpio
Mi
hurem espera en algún trozo del cielo
En
el sitio de siempre, Al lado de los viejos
Miéntras seámos los mismos fúgitivos
de entregar una razón a medias, la éspera por ti nunca ha sido de la relevancia, la mira odisíaca, el
esperarte siémpre, hasta el día que podamos ser, los vuelos nunca tomaran
retrasos eternos de nuevo. Yo sigo velando al nido del cóndor, pero vivo cerca
al del guacamaya, aquel que replegó dado a la sobrepoblación de sus pantanos de
palmas, los arboles han echado raíz, en su entorno, los contornos fluorescentes
develan que el retorno sigue en pausa, pero se ha de saber que llegará.
La Odioseada opta en Jeremías.
Nada ha
sabido ser, sólo dos. Tiempo en búsqueda, amor perfecto, desilusión plena, acobijo de soledad en la vejes, trozo de
optabilidad a la Luz la razón. Sentido en sí, la eternidad sólo acobija a los
dioses, el olvido fue veneno pútrido. La verdad memoria sólo allí palabra,
eternidad apertura, la dulzura para ensalzar laureles. El tiempo percibió, el
óxido optado por el no tiempo, y lo relativo cubrió el MC al cubo, el magnetismo en condecore, revistió
la esfera, sigo en la búsqueda de tus besos. No recuerdo más qué el primer
tuyo. El vinagre ha tomado, punto, las palabras pierden sentido pero parecen absorber
importancia; observo cabizbajo; percepción del sóbrio, ésta acobijada en la
sombra, revisto príncipes mientras, carcomen el antiguo reino y enpalman al
Ming y al Chan cuales debían estar al abrigo del resguardo de una celestial
odisea. Los guerreros no han querido fulgir ni optar por el alma totalitaria,
el norte y el sur encuentran destino, prometeo de baco embriagado y con un mono
de terciopelo se ha jugado el traje de Orfeo, así el azar viaja hasta la cima
del olimpo en rescate de Afrodita, ahora extraño más a sus besos elaídicos.
Manuel Carrasquilla.