VIII
Biggui
en realidad sintió miedo, el no quiere ver la cara de sus compinches mirándole,
de cómo podría haberse palidecido, la invitación realmente no parece ser
impertinente, pero así ha visto fugarse de más de un millar de fiestas a sus
compinches, y jamás haber regresado, el hombre caído, esta vez quizá fuera él. Mientras
el humo de la marihuana no es similar al del perico el cual al sólo al ser una sustancia
de inoculación, se hace casi imperceptible, a diferencia de la marihuana, pues debido
la densidad de la humaración, y esto más la olorificación hace de aquel humo
cuan incienso levantado en parte de incomodidad, aunque desde la perspectiva vandálica,
tal le hace de aporte al evento, la
cuota notoria y peritoria del bajo mundo de la clandestinidad, de la referencia
con la ilegalidad, el moralismo al desnudo, la verdad de las bambalinas en su
parte trasera; así big o y sus compinches se sienten los amos y señores del bajo
mundo a causa de sus perfiles de humo, aunque en asonancia, ya que el ambiente
liderado no es realmente al de Bob Marley y un porrito suave, puro y de aroma
natural, del cáñamo en cannavis sativa, realmente está siendo el de un bareto
del bajo mundo de la hipersensibilidad de la vareta, el tiempo de la flor del
moño sahumada con la impresión de la cocaína, la agresividad del hiperconsumo y
la supernecesidad, el estímulo a los bajos instintos, la agresividad del barrio
bajo somatizada, la droga del brujo que fue guerrero, pero parece en su asedio
tender la trampa mayor, y los bajos delirios de persecución, el estado de
defensa primo, en sus instinto de supervivencia, así se defiende de su propia miseria,
para encontrar de su necesidad y hacerla parte en parte, em pero la postura del
delirio también les condiciona ha ser los amos y señores de la fiesta en su
postre de ser ya así la delincuencia notoria, ya que campiranos en un punto de
vista profesional han sido los dueños de la fiesta por de sí, para la postura
tacita del barrio bajo, del bajo mundo, de la anarquía o de la inorganización eran
así en una postura vacua, en una realidad irresponsable en la mentalidad de
quien se daría como cuota, legales en comparación a la negramenta del barrio
bajo, y en sus postres de negocio, ya se movían en un enrute mayor.
-niche, las dos jóvenes que se acercaron hace un momento, ya han salido por
dinero para que les suministremos, compraron un poco y lo han llevado consigo,
yo pediré, un domicilio en moto con un paisano de la ruta, esperar ha que foy nos
vea enmarihuanados o que consiga cocaína es esperar la muerte pronta y que
llegue por cuotas, así qué ellas posiblemente trafiquen o puteen para
nosotros.- el bandido comenta en vos baja al sentir el asedio y
suponerlo.-esperamos poder pagar por el derecho de esto.- el gran jefe del
sitio hace el qué ignora el asunto.
-negro
te he pedido de buena manera que vengas a la parte de atrás. -
Fue la
prerrogativa, pero el negro de buena manera atiende, y se permite acompañar a
su compañero, de una condición disimulada, y con un poco de poder devuelto y el
as de saber que puede interferir y aportar a la bolsa mayor, y esto le daría regalías.
-ahora
me explicas mejor- mira el negro quien le acompaña, y luego se dirige a su
compañero, -sería ir simplemente, pero sería bueno que pidieras algo de tomar
para la mesa, estamos secos y no reparten cerveza. -
-aun-
inmihuye El campirano.
-no se
cómo ha de ser, pero el licor ya se fue y terminamos un quinto vaso, entre
todos.-
-es
sólo que se acerquen a la barra, o que envíen alguien al bufet de licores y
pidan servicio a la mesa, ha menos que quieran cambiar de sitio y tal sea
temporal, pero en la medida qué llega gente y con la bolsa puesta deberían
permanecer. Te pido no apagues el blon, parece de buena hoja vamos a la parte
de atrás, y mantenlo encendido. - sólo un escolta acompañó, pero toma el arma
en la mano, el otro se queda en la mesa haciéndose señas con su homólogo, en la
caseta la cual hace de base central.
El
camino es llevado por un zaguán de baldosas rusticas caoba del mismo tono al
del patio mayor donde yacen, además rodeado de plantas y materas, las ventanas
de los cuartos aumentan, y sí hay algo de relación, algunos barandales, y muros
bajos de separación algunas pocas escalas, pero un rodeo de seguridad ha una
casa enorme, quizá desde arriba se vea la ciudad, para el tiempo ya parece un
poco más vieja, pero igual el corte es de pandilleros del oeste, o quizá una
mezcla de un castellar greco.
-niche
relájese, que ahora todo va ha ser espectacular quizá traigamos un par de carpas
y luces y neones y estrover, y llenemos las jarras y los vasos y putas y
delirios y traficantes y clientes y armas y espectáculo abierto; puesto a estas
horas ya están todos acongojados, achicalados, apenados, avergonzados, enchimbados,
están jodidos prácticamente, pues vienen de casa y todos buscan calorcito,
chimenea, la conquista de la noche, el polvito para mañana, el primer (guarito)
saquesito, pero más tarde ya más luego de mucho licorcito buscan entonces ese
polvito que usted y yo sabemos.-
-patrón
olvídese, qué eso para usted es gratis, además con el negocio que me va ha
salir yo le voy es a llenar el banco de dinero legal.- aun sabiendo su
propósito de pretensión de dominio sobre venta y lucro.- pero para esa gente
eso vale ojos de la cara y dientes y joyas y billeticos arrugados y tarjetas de
crédito etcétera.-
-a
ello es a lo que refiero, usted me ha hecho ver otro negocio. - he introduce su
discursiva para gran negociante, quien prepone la grandilocuencia practica del
enredo y la jugada precisa para esclavizar casi hipnóticamente los poderes
previos que yacían allí. -negro tu te manejas bien como un negro que trabaja
para un blanco, o mejor dicho para la pasta blanca.– ríen entre ellos, el
escolta asume autonomía he ignorar la discusión, big o, le mira. -por él no te
preocupes- y le señala mientras el tipo anda con un arma corta de un
proporcional proveedor, - él sólo entiende Japones o canterano, lo cual es así
una especie de chino clásico, - es cuando al ver los ojos semi achinados del
campirano qué el negro se confunde un poco con el asunto.
-yo
amo a los chinos, ellos si saben pelear, además se ven sexis en calzoncillos
para peleas sentados, yo me mandaría 5 de aquellos chinos japoneses, pero en un
catre con vaselina, ya que en un cuadrilátero no alcanzaría medio salami en
contra de uno de ellos. -
-ahora
no hablemos de ello, los chinos son de China y los japoneses de una isla
cercana pero somos nosotros de Japon, como decir Estados unidos y Jamaica,
ahora este no es el tema y lo de que te guste ho no la nalga del chino es tu
asunto, pero mira campeón que podemos mover kilos, y tú puedes iniciar ha darte
esa gran vida, joyas, lujos, calzones chinos y todo eso que te guste-
Biggi o
agacha la cabeza, y sólo opina
-más
responsabilidad, más compromiso, más dinero, más difícil pero más fácil. -
Y
viendo hacia déntro el espacio, midiendo al alcance la dimensionalidad del
invernadero trasero, que apenas está encendido y sólo trabajadores y algún que
otro curioso ve la decoración, aunque apenas arreglan los másteres de la ponencia
pero ya es sitio en graderías y demás, tal se encuentra sincronizado al evento,
en el estarse allí, una de las persianas de una de las ventanas muestra
completamente una de las habitaciones, era una de las chicas que se habían acercado
a la mesa de sus compinches, y allí estába a punto de perder su vestuario,
jugándose la cinta alta, jugándose su erotismo, jugándose la interioridad,
jugándose su sector ínfimo, compartiendo visualmente su interioridad, pero
dominando al otro desde sus bajos instintos, ella perdída en la sensualidad de
su prematura sexualidad, en su postre de mujer quien ama y es amada, pero
realmente da un beneplácito a cambio de un interés, la explotación del marco
capitalista o mas bien utilitarista, puesto al servicio de la humanidad, la
servidumbre de la mujer, y la cutis impecable para la percepción biónica del
negro, quien piensa qué a tal mujer le hace falta sabor o negrura pues sus
movimientos sensuales al ritmo de un bossa-nova de fondo, en la música del
recinto, y ella delicada mente con la sensualidad gourmet de una blanca de
clase alta, se quita la camisa en un sex tab es decir, un estriptís de topples
o sólo la parte de arriba y quizá un baile erótico, privado para un par de
pervertidos quienes sin poder espabilar o palpar o al menos decir basta, se
aquietan para ver la seducción del acto encarado. El negrata paso por alto todo
el escenario, pero se centra un poco en el ring, mirando entre un lado y el
otro con suma cautela, dos lados del adentro desde afuera, el adentro del
invernadero pero más adentro el ring de pelea, y adentro de la habitación pero más
adentro los senos delicados pequeños y usados de la joven, al ring el tipo que
ha determinado con anterioridad, un rapero de cerca de su barrio, quien limpia y
ultíma aquel espacio sin contrincante alguno, pero para biggi es su rival de
brookleen en todo, y de verle allí puesto sólo de atención le acabaría, su
codicia le lleva, pero su blon de marihuana es casi que arrebatado por el
viejo, quien parte la parte de atrás del marihuano, la parte por donde han
fumado los negros, y de lejos percibe la envidia del joven apostador contra aquel
afro más joven y trabajador, así en la mera parte que le queda, unta de un
mismo polvo seco y sin arreglos químicos y lo humea, parece untárselo, y lo
conjura y llama a sus espíritus, y agradece al tabaco y llama al elemental de
la coca, e invoca al espíritu de la marihuana, y se hace círculos por encima, y
lo revienta, pero al tercer humo no lo devuelve al negro quien espera distraído,
centrado en el erotismo de la situación, pensando en estar allí dentro, y
pernotando la mirada hacia al joven al cual odia discretamente, así toma la
pata el viejo y la invoca y la agradece y la esparce por el aire con humo,
brasas, cenizas y contenidos y papel grueso de fumar, pero devuelve la parte restante
de atrás aún babeada, y pequeña que había partido escrupulosamente al negro, asumiéndole,
-se ha
apagado, debo volver-
el
negro se ha perdido, entre la lujuria y la envidia, quizá desconoce a su
oponente pero no saben expresárselo. Y pues falta el sostén, por caer, mientras
la chica para y se onocula una dosis pequeña y su enemigo frega el piso,
mientras bebe un poco de redbull.
-a
quien miras- ya que la postura llama la atención del viejo quien busca
retornar, -mejor hablamos luego, por lo pronto en media hora llega un domicilio
de al menos media libra de alcaloide, espero puedan distribuir, requerimos
platos, pitillos y un expendio abierto hasta las 4 am.-
- que
rico ser parte de la mansión de tus sueños,
niña de barrio, niña de predio niña de mirar lindo;
que diría tu padre al verte no oliendo y sí hueliendo,
toma un poco mas de mi dosis calmara tu dolor.- susurra el biggi frente a las
dos situaciones una fracción en proyección de ira y de instinto envidioso y homicida,
y la otra fascinante, delirante y lujuriosa.
Sale
el hombre en su rumbo, mientras le sigue el escolta, el negro les sigue, pero
se ha quedado bien atrás, en una hermosa mansión gigante.