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martes, 4 de abril de 2023

La Paloma y el Pitbul. Fabula Moderna. Manuel Carrasquilla. primera y segunda Parte.

 

La paloma y el pitbull.

 

 

 

En el patio de una casa grande, de aquellas construcciones antiguas, las cuales tenían en sí grandes paredes de tápias fabricadas con barro y cañabrava, aquellas construcciones, las cuáles hoy escaséan, por antiguas, grandes y confortables, al lado del gran patio contaba con un inmenso solar, allí donde la hierba se alza por casi metro y medio de altura ocultando en sí el espacioso sitio, allí adonde no hace mucho tiempo hubo un jardín. Lo único resaltable allí, visible sobre la maleza, son un par de hermosos árboles frutales de mango, al igual una cásita pequeña parada sobre una estaca en estado de detrimento, una cásita muy bien elaborada, pero por abandono, se haya en estado de deterioro parcial, se haya chueca, ida a un lado e incluso se encuentra despintada, detraída, casi tendida a punto de irse a bajo.   Esta es en sí, sólo la previsión de la cásita para aves, en la cual ya quizá hasta el tiempo pudo haber perdido la memoria o la cuenta de cuanto ha estado allí.      
        de revisar someramente la casita se evidencia a punto de venirse al suelo, aun bien sólo es una impresión de semejanza de ésta con la casa mayor, ya qué la casa como tal, a pesar de su valor histórico, al ser una casa tan antigua y tener cuartos tan grandes, no se sentía cómo tal, puesto de lo acogedora que suele ser en sí, a pesar del frío emitido a causa del abandono; al viento frío pasar por allí, por alguna de sus ventanas rotas, tal atraviesa la totalidad de la casa, y ni las baldosas coloridas, ni las plantas las cuales habitan las materas, ni las tejas de barro cocido, ni para menos el zarzo bajito, han podido frenarle.  puesto este frío no es frío de viento común, o fresco tropical, cómo el que suele pasar, ya aquel es un frío fuerte pero superable, éste así se transforma en un frío de lejanía, ausencia o soledad, o tal vez frío de falta de calor de hogar, éste es el frío del cual se queja la paloma, única habitante, solitaria desde hace ya varios meses en aquella bella casona, aunque así su espacio reside en el patio de la parte de atrás, ósea el solar, y la paloma habita a plenitud aunque desde hace meses a falta de regaños y misiones y del maíz y de los sobrados o del agua limpia de la coca plástica acondicionada para el poco de agua el cual bebe, el mismo agua fresca y limpia la cual la antigua matrona le arreglaba. El solar ya se ha quedado sin energía, al igual la paloma, así ahora poco o nada sale para dar razón de su mera existencia.   Así cada qué alguien llama fuera de la casa, la paloma, se emperipolla, bate sus plumas y espera, cual sí alguien fuese abrir la puerta y la visita trajese consigo recados o chismes o pan, cómo suele ser la costumbre, pero, al pasar los minutos y no ver el retorno de alguien, la paloma vuelve a sentir el frío desolador, el mismo habitual en aquella casa, limpia, grande, espaciosa, acogedora, pero ahora fría.

Paloma ha sido su nombre común, y está desde hace dos días en un estado de alteración constante, su psiquis no resiste el estado de lapsus, sus energías no se han recargado,  pero en cambio, su corazón tiene un estado de alteración he hipertensión constante, con la llegada de su nuevo huésped, quien quizá sea de buen corazón, igual a la señora la cual espera, quien aparte de querida buena ama; el huesped ha llegado con un perro, el cual no para de preguntarse sobre el brillo dentro del colgandejo oscuro, al lado del solar, es decir dentro de la casona en miniatura.   Así al brillar tal, el perro, ladra entrando en un debate absurdo y por supuesto, la razón es el brillo de paloma quien abre los ojos para tomar aire y observar ahí afuera, hasta recordar y mencionar sin querer al huésped “deseado”.

/perro./

El cual responde eufórico.

/No soy un perro./

Ella siempre se da al recalque,

/ ¿a no?, ¿entonces qué eres? sí hasta ladras para responder./

Él da la respuesta más lógica para cualquier animal que asiente su especie.

/No soy un perro, soy un pitbull, y no ladro, gruño cómo lo hace un tigre./

Ella sorprendida.

/Jum! un tigre enano tal vez./

 Y la paloma vuelve a su estado de crisis a cotorrear el tener visita y hacer cuentas tal cual lechera con el ánimo de no ahuyentar a sus futuros “nuevos inquilinos permanentes”. Pitbull por el contrario, aprovecha acortejar a doña paloma y “echarle los perros” cómo suelen decir en estos tiempos en el campo del amor.

Pitbull ya ha optado por el patio de atrás o bien el solar, cómo se le conoce comúnmente y así asistir su cotidianidad.   La paloma aún no ha definido su futuro aunque ya desde la mañana anda cotorreando sus problemáticas al espacio común, sin temor a pitbull o algún oyente externo, transcurre una mañana de aquellas las cuales nadie va a sus trabajos y las voces en la calle están desde la mañana cual cantos a la gloria y sí hay silencio, no es de ausencia y si de descanso, ese día ya viene siendo el tercero de varios días de visita entre la casa, pitbull fue revisado al lado de algunos de los trasfondos del solar, solar en el cual la maleza de los matorrales, ya sube para consumarlo todo y es segundo alce de esa; entre las cuentas está quizá el arreglo a la casa de la paloma, la desherbada, el mantenimiento del jardín, y quizá podar los árboles. Fue un conteo breve y una revisión no tan detallada, más bien de reconocimiento, pues la paloma pasó aparentemente desapercibida.   El amo de pitbull y el acompañante quien quizá fuese el mismo el cual solía usar cómo conserje la casera, la cual ahora se haya en ausencia. ellos en su acto breve, miraran y optan por salir, pero no antes sin tomar al pitbull por el cuello y amarrarlo, para ponerle un llamativo collar con su respectivo bozal, aunque el desespero de pitbull por salir a la calle es evidente, ya qué el perro o tigre cual se siente tal, late y mueve la cola con gran entusiasmo, en la ronquera propia del gruñir o el rugir de su raza y más para un rarezco perro barcino.

/voy a salir, voy pa´ la calle, señora paloma, me voy con mi amo, voy a salir, voy a marcar territorio a mear en llantas y postes e hidrantes y lugares que serán para mí, voy a jalar a mi amo hasta que se entumezca su mano y deba cambiar de apoyo, y también voy a ir a oler rabos de perritas./ 

Paloma sorprendida, sólo opta por opinar.

/señor perro, dado a sus fascinaciones, yo estaré esperando a que no regrese, aunque usted y su osades quizá no lleguen tan lejos./

Pitbull no quiere dejar de estar entusiasmado, ni siquiera al portar el bozal de cuero de lujo con taches metalizados, y circones incrustados, con las puntas más punkeras las cuales pudiese tener por herrajes un artesano, y los circones de cuarzo más brillantes los cuales pudiese tener un fulero por prenda, y ni ello pudo cerrar el hocico de perro y distraerle o menos evitarle la felicidad, ni siquiera las bofetadas que le propicia el amo.

/chao palomita, chao bonita, chao señorcilla…/

y ella tal cual, también despide a pitbull.

/vaya con bien don perro, hasta luego…/

Ella sentida igual a su adiós, vio el cierre de la puerta y bajó hasta al pasillo en un aleteo suave, es la primera vez en muchos días que opta por salir de su nido hácia la luz pública. ni siquiera se ha posado en su huequito invernal en la parte superior del techo del patio, allí, sobre el cielo raso del patio entechado. Ahora mira la coca de  perro y el reguero de la alfombra, ella, ya un poco rendida y frustrada por el tedio, ella la cual ha sido la mejor mensajera de la historia de Roma, ella qué en sus patas ha enredado mensajes al mismo Cesar y apoyó la amistad de mensajes entre éste y el Papa, ella quien ha volado en cuanto concurso o suelte de palomas ha habido entre su ciudad y los cielos del oriente más lejano, o del norte más elido o del sur más húmedo o del occidente más séco; ella quien sabe regresar de pueblos lejanos y cuenta con todas las millas de su infancia acumuladas en cada aleteo, no sin más por amor a continuar púdo haber decidido cualquier lócura, pero por su prontitud de noticias decide en sí alimentar su ocio, con los restes de comida de su nuevo querido pitbull, y hasta el asentarse al lado de la coca a comer del cuído nutrido y concentrado de “don perro”. Y de beber de la coca cercana pues ya su abrevadero mayor, está oculto entre los matorrales y le es imposible rellenarlo.        

 

 

 

 

La paloma y el pitbull.

Segunda Parte.

 

 

 

Las dificultades propias de una paloma las resuelven su bandada o bien sus amos, la vida de una paloma en ausencia, se da a cabo de dificultades y ésto precisamente sucede a causa de la despedida de la vieja ama de la casa.   Al cabo de un par de horas ya regresan los nuevos residentes de la casa, la paloma en su estado de nerviosismo por el entrar y salir de la casa varias veces en una semana, dado a tal acto furtivo, del cual aún rememora; la paloma recobra fuerzas y vuelve a su nido en detrimento.   Ahora con un poco más de energías dado a la comida del perro la cual ha tomado a fuerzas de lidias, Ya en su aposento nóta la llegada del casero y el amo del perro, acompañados de otros dos señores los cuales toman cómo labor, series de ordenes e inician a arreglar el jardín, con algunas herramientas las cuales portan. El perro es amarrado a uno de los extremos del patio y late por algunos momentos, el amo del pitbul apoya las labores levemente, en una de las conversaciones entre los humanos quienes trabajan en restaurar la casona en sus labores de arreglos, mientras se les dictan ordenes, el dueño del perro quien al parecer es sobrino/nieto de la antigua casera, aside, que luego de una crisis del corazón la señora podría regresar, luego de una larga hospitalización a su casa y  por todo esto, todo deber quedar en plena limpieza, orden y así además en mejora.

La paloma observa al perro asombrada por los altos ruidos a su alrededor, tratando de estar en completa calma, para no ahuyentar la visita, he inquiere así sutil y cortésmente a perro…

/oye, de dónde has traído a estos chicos tan interesantes, no hacen nada más que sonidos estrepitosos./

 Perro tanto ansioso cómo feliz de ver todo lo que adelantan en tan poco tiempo responde con ladridos cada vez más fuertes y emocionantes.

/tranquila madame que estos compañeritos míos, no hacen más que poner en orden su casa.  Le va a quedar cual castillo el sitio donde mora, a la paloma más encantadora de este patio y los aledaños./

 Con tono desafiante, aunque intimidada, la paloma inquiere ausentando el entusiasmo de perro.

/¿será una realidad tangible o sólo lo hacen para generar desorden?/

La duda invade al perro el cual trata de motivar el cambio.

/ ¿será posible, o será mejor ver qué pasa con resultado final?/

Responde el perro, a lo cual Paloma se muestra negativa dictaminado.

–amanecerá y veremos. -

a todas estas del ruido el cual genera el perro ya qué el currucuteo de la paloma es casi imperceptible, el amo da observancia alertando del perro quien viene ladrando hacia el espacio del palomar, acercándose lentamente hasta allí, y al ver dos puntos brillantes dentro de la casita casi caída, tóma precaución y llama a sus compinches en busca de ayuda, y por supuesto, allí están esos dos ojitos brillantes, más por el efecto luz sombra, bien parecerían los ojos punsantes de una serpiente, dentro de un nido elevado, al mover un poco el pedestal donde se sostiene la casa palomera, la paloma aletea tratando de huir al volar dentro, lo cual tranquiliza a los chicos al saber qué se trataba de una tierna ave, a la cual toman por el pecho mientras ella pelea con el guante de fibra de uno de los trabajadores, cotorreando a todo pulmón en el idioma que sólo los otros animales entienden a plenitud, en especial perro.

 / suélteme insensato, haga el favor de dejarme donde me tomo, no me lastime in-pulcro…/

Perro se acelera de igual forma tratando de defender a paloma ladrunamente.

/que la sueltes ridículo, ¿es que acaso, no vez que es una chica? así no se trata a las damas, respétala, o te mordería, suéltala, suéltala./

 Después de analizar  y ver el anillo de propiedad de la paloma mensajera en su pata derecha, le deciden soltar, pero ésta toma orientación en vuelo hacia el entre techo del patio, esta situación motiva a los trabajadores y al casero a traer alimentos propios de aves, además de restaurar la palomera, así cómo también el arreglar y poner en función el abrevadero, esto después de encontrarlo por sorpresa a machetazos entre la maleza la cual se había tomado el solar de la casona, en lo común, estos arreglos aumentan paulatinamente, en espera de la matrona quien quizá se debata aun en mejora, por recuperar su vida.

 

 

 

 

 

 

 

Feliz año.

 El cielo está puesto en la parte más oscura del firmamento, justo allí, donde ha orbitado tanto el final como al principio del año, las nub...