VII
escoltado por cold el feliz ganador y otros
espalda plateada de la manada, llega hasta el balcón el cual le ha hecho de
atalaya en lo cuál bien parece la casa de su residencia o de vacaciones, y más
para un festín de invierno donde la nieve ha cesado por menos de una semana, y
en su camino por las escalas saluda de apoco y una que otra mano tendida
demostrando su afinidad al poder clarificado, en una marcha lenta pero
constante y segura llega hasta el portal del espacio qué biggi, tiene para sí y
los suyos cómo guarida antrópica en la alta vista de la alta clase, aquel
hombre se queda en la puerta, uno de los escoltas el cual alcanza al grupo, con
su buen peinado casi hasta la cola con cera y lamido hace el pedido adelantando
al grupo y ha su colega, pero en referencia al grupo el cual yace en aquel
lugar, referenciando primero, y tratando de reconocer a cada uno, esto incomoda
a big o, quien se siente aludido, por el hecho y ve una referencia casi áurica en su retina, siente estár siendo
observado sobre medida, y recoge aire y trata de medir por toda la
dimensionalidad a quienes apenas se acercan, quizá con el optimismo de comandar
y tomar posición por encima, aun sintiéndose él, pero aun sabiendo qué no
iguala el poder de la apuesta oficial, así también se viese ilegal, intimidado
en cierta manera recurrentemente, por poder de dominio para manejar sus ánimos
y dar control a la situación, donde ve el deber de dominar a medída de
dominación o de domínado, y haciéndose de quien está dispuesto a obedecer, pero
busca el primer medio para el dominio, y en su manipulación evidente, recurre
al poder del envolvimiento con base al humor, dando el show de quien sabe dónde pende, pero aun sin entrar ha otorgar
su dominio y buscando cómo una hiena en peligro a su territorialidad, y en su
mesura de pérdida, monítorea el área, muy díscretamente, sabe qué cománda la
atrocidad, y su odio contra el poder no es más que las ansias de dinero y lújuria
en desmedída, se adueña del poder pero realmente el mismo carece del poder de
autocontrol, se desconoce. Y la excusa de ver la pelea le lleva a tener dominio
de torre y de base, así frente al entorno simulando estar conectado, pero
primero atisbando en cierta medida, talvez el estar tan acorralado que en
cualquier momento podría ser atravesado
por un par de disparos o lo qué es peor aún esposado y sacado cómo ha una rata
luego de una serie de laceraciones y contusiones a su bello esqueleto, a su
cobertura grasea, a sus fauces tambaleantes y el desarme a su bandola, a su conjunto de esquema corpóreo
el cual sin remedio cuida por razón de huesos, y allí seguían cold y los demás gorilas
acompañando al viejo, observando en la puerta cómo asumiendo un ¿hasta cuándo?
-no
creo que sea esta buena hora para molestar a los negros en un barrio tan
peligroso- comenta Biggi y se hecha a reír al lado del colega que le cuida, el
resto de los hombres del Big, uno en el puesto de la mercancía en una terraza
en una mesa con sillas de verano y otros dos haciéndose de buenos asistentes
mediando qué habría; la mesa del solárium cuenta con visitas recurrentes, e
insiste en actos sarcásticos.
-oye
querido amigo, creo que uno de los corredores debe abonar la cuota de las
apuestas, el otro creo que deba moverse para permitir el flujo. - induce el hombre
el cual incita a bigi quien se encuentra sentado sin pensar en abandonar el
sitio de la terraza.
-no
creo que pueda responder y más sin conocer mis dividendos, pero están de suerte,
yo soy quien les moverá toda esa bolsa, de inmediato mandaré por mis hombres.-
-no se
sí me haya hecho dar a entender- y ríen todos a carcajadas, big o pierde un
poco el impulso, pero el galgo continua. -oye yo sólo quiero que te muevas y
por favor evita a tu gran madre otro dolor de cabeza, ayer no te despacharon
por el desorden que te traes, no creo que perdures mucho así en el DF, ahora
por última vez, te recuerdo, sólo nosotros somos casa de apuesta, nadie más
corre y por favor muévete, qué está será nuestra sede de entrada y mi jefe
quiere ajustar unos asuntos. -
-la verdad
yo sólo estaba acá un rato haciendo fila, pero si ya pasaba, para otro lado,
pues la verdad me pidieron un poco de cocaína y pues no quiero perder el
tiempo, si a ustedes se les antoja un poco yo les comparto, desde luego para
ustedes tiene descuento de la casa, además la verdad hace un poco de frio. -
El
hombre mayor quien coordina se apiada un poco y decide dejar ir de buena manera
al hombre el cual le parecía un poco graciosos por lo pintoresco, ya que su traje se perfila un poco pasado, además figura
fuera del perfil propio, y más con la figura oblicua y pues su performance y
ahora tragándose las palabras, y pues sólo aduce para dar un poco de veneno al
saco.
-buen
hombre podrías comisionar, o hacer algo en favor de este show, pero por lo
pronto muévete un poco, quizá te comparta algo si cuidas de la bolsa.-
Saliéron
sín pena ní gloria, aunque los zapatos del big o estaban en su sitio, y ya
sabía de la combinación pintoresca, y su buen perfume, y sus artilugios del
blinde para la ocasión, así sus anillos y sus lentes en la frente disimulaban
un poco los pegotes del polvo en su nariz, y salieron no sino para tomar base a
menos de tres mesas en el solárium donde ya sí que tenían una gran franquicia,
el mesero pasa con bebida, todos toman, he incluso dejan un par de vasos extras en la mitad, el
mesero se queda sin servicio y vuelve para seguir despachando, pero la
ceremonia sólo se abre desde allí, la fiesta de antesala se pone al lado de una
luz la cual resplandece con mira al sitio donde ahora se ubican los campiranos,
quienes en su orden toman sus fichas,
tiquetes, papeles, balotas y ficheros o talonarios, pero la atención desmedida
y mas con la iluminación, fue luego de mover el cojín donde antes se sentaba
big o, y mandar al staf junto a los escoltas a sacar la silla, además de
acercarse a la ventana sin estar de rodillas, desde aquel balcón externo con
techo, una caseta acondicionada para el evento, y de mira al público el cual
sigue sumándose a la noche, con el
micrófono inalámbrico de antena, aquel enser dorado, con el oro y las piedras
brillantes del cuello, en mira al público sin espera, se dirige en replica por
todos los alto parlantes del sitio, el hombre quien condiciona los actos de la
clandestinidad del nororiente, sin justificación alguna jugada, púesto
fácticamente, y con el dominio del campo desde la ventana y protegido de la luz
directa, con un par de lentes de sol raiban en marco dorado, con letras
reflectivas inmovibles, ajustando los talonarios, quien no es así un vendedor
de loterías ni lotos si no, el dueño de la lotería misma, soltando la fortuna y
revisando algunos nombres y algunas cifras, quién no tiene más que gallos, que
mandaría a tumbar todo un bloque para saciarse de una carrera de caballos, y
revisando someramente, opaca al mismo brillo de las estrellas entrantes, pero
todos en busca de la puerta lateral, puesta cómo la puerta central en escena,
rodeando un jardín con una alfombra magnifica de rueda a preferencia, escalas o
planicie en una vertiente de fácil acceso, con dirección a un décoro limpio y
con palmas nórdicas en materas y en el suelo mismo, con los reflectores los
cuales desvelan la ciudad que duerme, y tales demuestran un llamado pero por
ausencia en pleno de nubes, cada que les extingue, descansan las luces
caminantes sobre la bella mansión, y una escalinata con una luz seguidora que
bien podría tener todos los pleitos de bandidos por poseerles y todos los líos
de estrellas pop por abandonarles, pero por poseer ha su jefe y hacerle lucir
las gafas en colección del desván, allí le suelta el resplandor y matiza al
brillo para acompañarle al inicio, él a un costado, dueño y amo de todo,
exhibiendo el poder de la fortuna, e incitando al anhelo de los apostadores
quienes de inicio ya desean sólo ganar pero ahí ya han perdido el primer
puesto, y al rehacer números no se hace, devolver apuestas tampoco, sólo queda
vender sin devolver juegos, a menos qué sea en favor de la casa o haya un golpe
de la fortuna.
-señoras
y señores, sean ustedes bienvenidos ha este su evento, la casa de apuestas, ocx
ha iniciado el juego, ya están listos para todos quienes deseen en lo máximo,
invertir en el azar, la suerte y la fortuna, jueguen ya… y por favor disfruten
de este maravilloso coctel que bien sería molotov, pero para mi es margarita.-
Interrumpe mientras todos le felicitan, pero él ansioso le habla ha su grupo
mientras apaga el micro, -acaso saben de donde viene ese olor?- y todos miran a
la mesa de Big O, quien se fuma un porro el cual aromatiza todo el espacio.
-allá
estábamos bien.- comenta mientras se acercan más de sus secuaces, -pero acá
haremos historia, ya podemos promocionar apuestas, hacer ventas y hacer vida-
mira a los otros dos hombres quienes se acercan con sus respectivos vasos de
licor.- haber mis bebes, y que han traído para su negro?- la lista se queda
corta pero es nutrida, entregan un bíper, dos celulares, un reloj, dos anillos
y varias monedas de cuartillos y muchos billetes de baja denominación, esto se
dá en la lista hecha, así no tienen más que más, ahora ya se han sentado a
esperar, mientras su jefe de patio al aire libre, en la silla del frio y el
rigor de la iluminación, más los sacos y abrigos extras, más el licor y la
cocaína, big o ha decidido prender un tabaco de marihuana, para ahuyentar aún
más al frio, además de llamar cliéntela, pues cuálquier posíble consumidor
sería bienvenido, asimismo deben, para estar acondicionados, él quiere fumar,
para distraerse, pero su blon deja humo y olor al aire, esparciéndose por todo
el recinto, ahora viene uno de los hombres campiranos hacia el sitio, con dos
de sus escoltas, -esto es un éxito- comenta Big o.
El
jazz se ha puesto de lugar mientras toma al espacio abierto, las melodiosas
teclas del piano y el contrabajo resaltan las rítmica de la batería con los
mixes de golpeteos, mientras una trompeta oscila con un sax para matizar y dar
valor al cuarteto básico, qué sube hasta blues, -debería sonar una eléctrica y
dar una triple secuencia. - opina el
campirano quien está a punto de bailar, y pues se acerca de apoco a la mesa.
Una
terraza de baldosas rusticas de barro, las cuales lindan con pequeñas zanjas de
un antejardín el cual en pasto se muestra cómo para campo de golf, los decoros
de los arboles se entremezclan con una arborización típica de la flora de los
ecosistemas del norte, el aire está acondicionado por los mismos en su quietud
eterna, del congelamiento atmosférico, pero el licor pasado con vodca motiva al
aire y las paredes blancas pintadas con cal y los bordes de esmalte asentan un
poco el calor fijo de los espacios, el espacio abierto permite dejar entrever
desde la posición la fortificación de una casa mansión o más bien de un
castillo rediseñado, donde las torres se míxtan y se fusionan a los acabados
pero las ventanas con paredes reforzadas, y de rejas en los primeros pisos, con
un par de balcones qué determinan una continuidad y pasillos de aleación
interior, pero es el blanco de la cal con glicerina salada que en su nácar,
cómo color dominante redefine la
amplitud y la permanencia del espacio articulado, la magnanimidad de una
construcción incrustada, bien parecería la conjugación, en sólo la punta del
ijberg, pero es realmente el esfuerzo del conjunto de los materiales, y el
trabajo permanente el cual bien habla de una relevancia sencilla y una
mantenencia económica de un edificio, para una edificación de estructuras
conjugadas y aliadas en favor de la posibilitación económica; los materiales
mezclados pero somatizados y las altitudes junto a la dimensionalidad dan a un
nivel de imposible acceso pero también de imposible salida aparente, ya en la
parte de arriba las marquesinas y los juegos de las terrazas internas con los
solarums de cobertura contraen los juegos climáticos, el viento escasea y la
quietud sostiene las plantas colgantes casi secas por la cruenta salida del
invierno en el fenómeno del niño relevante, el 93 inolvidable del frio carente
de lluvia, del frio carente de nieve, del frio carente de circulación; pero el
espacio no carece en pleno de la dicha la cual le pondría en el mejor
condicionamiento, las puértas están abiertas a una sala inmensa con una
recepción en plena de diferenciales, un lobi acondicionado a espacios, aun con
algunos centrales y otros vips, las ventanas muestran a las gentes al abrigo
del frio, la chimenea deja ver sólo el humo el cual vate por la parte de
difícil visibilidad, /papa Noel ardería por tal chimenea/ comenta el afro quien
muestra el humo y la primera parte anaranjada de tal, las estrellas hablan de
tal, /mucha gente famosa, mucho espectáculo, deberíamos hacer lo nuestro/ los
comentarios siguen y biggi fuma y observa, el camino habla, la sala de la
terraza con las típicas toldas de hierro hubieran sido píntadas, pero las
flores parécen rastrojos o sisañas, carácen de decoraciones de flores mismas,
los rozales de la parte alta entre todas sólo una flor de rosa; la ciudad desde
una pequeña colina donde se ubica la gran mansión deja entrever una ciudad
soñadora, donde las luces y los clapsons muestran que la ciudad permanece
despierta, pero no ha perdido la luz, y las líneas de los trazos agudos
llevaran a encontrar en algún sentido todas las esquinas de los lugares los
cuales muestran sus diagonales, /la casa blanca parece despierta pero dormida/
comenta uno de los afros sumado a sus cuentas señalando al capitolio en lo
lejos, y girando el rostro para onocularce otra dosis de metanfetamina revuelta
con cocaína, el homenaje de obelisco a Lilcon hace un show que el taq majal, lo
hubiese presentado en su tiempo, y sigue mostrando la infinitud del cielo y la pequeñez
del hombre en una grúa de carga inmóvil y casi inservibles, las sillas se helan
pero los peldaños de madera de soporte de tales aguardan el frio acumulado en
la totalidad de las partes de hierro, los culos se debían mover, pero el
espacio aun sonaba jazz, /quiero una negra para bailarme uno de los ritmos del
caribe amacizado, en una fiesta de la cuadra apeñuscada con tres chivos y mucho
wiskey barato, éste licor insípido no lo alcanzan a saborear o ha distinguir
mis pupilas de negro, quiero una negra para candonguearle toda la feminidad
pero también una negra que menée el culo y que lo muestre cómo sí fuera verano,
y rompiéramos un hidrante oxidado de viejo y por los meaos de perro, para tomar
el agua de la que carecemos por los recortes, o de la que no bebemos por ser
negros, pero sudamos y nos secamos, quiero agua o sangre pero prefiero la
cocaína antes que un licor que no sepa a nada así sea barato, o prefiero más
una negra que mueva el culo con la música de mis putos negros libertos./
comenta biggi, con su odio y su anarquía de odio acumulado y con su venganza
injustificada, y sus miedos a la muerte y a perder lo que ha cultivado para sí,
y su vergüenza de tener menos que otros o no ostentar más poder, y necesita
hablar duro y quiere golpear y quiere asesinar por lo suyo y lo hace, ya su coartada
está casi lista, pero él sabe que tomar su presa le cuesta, y su tropa muestra
lo que no ostenta la gente a la cual tiene presa de su elegancia, aun así no
entiende a que nido se ha metido, en uno de los momentos justo cuando se pone
en su visión pendicular aquel viejo campirano, al cual observa como aun obsceno
y vulgar hombre de poco poder, con su mirada puesta, en él, el viejo sigue
acercándose, lo cual le hace entrar en estado de nerviosismo, púesto qué la
fuerza de sus escoltas le hace entrar en razón, pero la razón le lleva ha revisarles
los puntos débiles, pero ya a tal altura las armas están más visibles, pero vuélve
a sentir al afro que paso con overol cargando algo, y vió un enemigo mayor en
su plan, y sí era el negro joven de Brookleen su adversario, en la escena. El
viejo le impidió verlo, uno de los acompañantes rompe el Cruze de miradas, pero
es más la intimidación.
-oye a
quien viste? -
Pero
no alcanza a contestar y mientras va por la otra bocanada de humo, y el hombre
qué ya está cerca le pide de buena manera
-oye
deja eso por favor, no vas a echar ese humo toda la noche y menos en la
presencia, que además puede perturbar a nuestros invitados y por ende a tus
clientes, y pues si es qué lo requieres sería mejor que fueras a la parte de
atrás, deberías saber que el humo es un poco escandaloso, o si prefieres lo
podrías apagar por la conformidad de todos.- big o se queda mirando al blon,
con cara de arrepentido, dentro del cuarto de la terraza ríen, abajo aun llegan
coches, y las super estrellas resplandecen. -hazme caso, y sereno moreno.
Acompañame a la parte de atrás.-