Sincromatismo II
Tony, sólo tiene
los ojos puestos en la mirada de quien se perfila para su amor en pleno,
Patricia ha sentido el llamado igual del amor mezquino y difícil el amor
imposible qué le dibuja alguien sin importancia aparente, o alguien que no
consta de un poder el cual ella evidencia tras el grupo, al cual se le sale de
las manos, la tarde noche ha traído consigo las luces de las lámparas de la
tarde, el brillo de la noche acalorada, de la noche donde el soporte del
frescor trata su pelo con suavidad de la brisa de primavera, pero ella está más
centrada en el rebujo de su configuración de apariencia y le mira de nuevo su cortejante
y joven amigo, es que el tiempo pasa de manera diferente entre géneros de especie.
Ella completamente vestida para una ocasión
especial, aunque el vestuario es el de cualquier chica del sueño del progreso,
un jean cómodo, un blazer beige y una camisa negra de bordado, la cual le llega
abajo de los bolsillos del pantalón, su cabello está recogido, y un bolso el cual cuelga de una hermosa cinta,
es una cartera que bien sólo le cargaría el celular, los zapatos beige le
combinan con la cartera y el blazer, el maquillaje es simple, es el cabello semirrecogido
por la espalda lo que le da algo de libertad y Tony se perdió en la sonrisa de Patricia,
quien en su pericia, ya se había encontrado con su mirada, pero ella en su
postre disimula también la sorpresa, que en su parlache no sólo sorprende sino
qué también intimida obviamente a su pretendiente; él por su parte, sin
sorpresa, sin dar por perdída su parte, sin abrírse plenamente, ahógado en un súspiro,
el cual le recuérda de a poco la miseria de su juventud aíreada, y de sus
esfuerzos para asimílar el traspáso, cómo de sus cargos de concíencia, por vida
optada, no suéle perderse para ponerle todo al amor, pero cuando aún se ve en
la trampa y la maya halándole hacia arriba, lo cual le pone en la leve sospecha
para poder pelear contra el dolor producido por la ausencia, más que por el Leopoldo
o la abstinencia de él con ella, pero así con la impresión de encontrarla
y saber que se asisten, aun con la piel
erecta, de buena apariencia y con la jovialidad, con un pantalón clásico negro,
una camisa blanca de manga larga, y un buso clásico de tres rayas country
adidas, sin mucho gel, sin depilar las cejas, sin rubor, ni pestañina, ni esmalte
de uñas, de tenis lisos converse, mirando al cielo, sin mas accesorios que su
reloj de pulso, sin más motivación al de ausentar el suspiro que le ahoga el
salúdo, sin mas amor qué el ya dado, sorprendido, pues Patricia si está puesta para
él, sólo hoza en saludar, mientras el rededor parece suspenderse en todo menos
en la gente quien transita ignorándoles, pero ellos allí continúan, viendo cómo
la luz artificial se toma al entorno, pero él en su espacio no se pierde en la ósades,
la pareja encontrada generando un bodegón qué al fondo diluye la realidad y la
torna tenue, ella, el recipiente y él, el platón, dispuestos con sus atareos de
frutas y verduras mutadas en unas a otras, la irreverencia de época, cuán contra
corriente de cuestionamientos plausibles de estándares cuales fuera de la imposición
mediática han unido, y se han hallado perdidos en un medio donde se dan uno a
otro alimento esencial, ella la mujer quien redefine su feminidad y se siente orgullosa
del patrón mujer del mater, y él el hombre quien a su vez se siente feliz
siendo macho y redefine su patrón de heter, y luego de un saludo gestual en la mejilla,
donde ella asime abrazarle, se hablan.
-hola…
-que gusto, creí que no iba a poder llegar,
pero que bien que tú también llegas justo ahora.
-sí por lo menos hemos encontrado un punto
de nuevo.
-pero ahora no te pierdas, concentrate y
veamos haber que nos trae la noche. eso si busquemos donde estar. - Cierra ella
el saludo, y el le invita a seguirle.
Toni, impresionado volviendo en sí, pero ya
un poco mas despejado del acto febril, se queda con el reflejo de Patricia
cerca, con la presencia del amor en compañía, y con la emoción de orientar los
pasos, a veces uno más delante de otro, a ella le sorprende el caminar de él y
siente en buen agrado la ruta, él alcanza a delirar al ver la figura la cual se
lasa de ella, la proporción de sus caderas le muestran fértil, además ésto
instintivamente le signa una buena nalga; él ya se haya en la edad donde se le
tornan los músculos, donde le sube la energía, donde vapora su oxígeno, donde
se intimida o asombra con facilidad, donde la mujer le llama y le incita picardezca
malicia erótica, donde su miembro viril se erecta cada mañana sin razón justificada,
donde se mortifica en la noche y no
perdona evento para halársela, pero no entiende por qué eyacula, esto le mortifica
y le tiende a la depresión y le acusa tanto cómo el acné; Mientras ella le ve a
veces de reojo cuando alza la mirada y el parece quedado, y por supuesto ella
en su sagacidad de delincuente juvenil, ya sabe a donde caminan, y qué denota
el caminado de aquel, la ciudad parecíere perdida, pero realmente está centrada
en los asuntos de los viernes en la noche temprana, el mercado está en auge, los
productos que irán a parar a las lacenas cómo enceres se venden al lado de las
comidas rápidas de los negocios móviles deambulantes los cuales invaden las
aceras, y los puestos abiertos esperando clientes, todo dispuesto, ellos entre hablan
y caminan, el partido abre la serie para el final de la liga de baloncesto
norteamericano, no es común encontrar en la ciudad un sitio donde tal partido
esté transmitido especialmente, ya generalmente están condicionados a la
superpauta y las irrupciones qué cortan jugadas, fragmentos, eventualidades y
choques, entre otros; así que el espacio tiene la comodidad de mostrar al
deporte por medio cerrado, en un lugar cómodo, con lo cual Tony está feliz de
caminar hasta allí así cómo su joven chica, quien desea tomarle de la mano pero
se abstiene por falta de costumbre; quien supiere de quien es en sí, o de la
mujer que han hecho en ella con la dificultad mayor, y las dilemáticas presentadas
con base a las drogas pero aún más con origen a lo cuál la adicción le ha
llevado, esto sí que mostraría a otra chica, ella ha sabido mutar un poco su
imagen pero lo hace casi imperceptiblemente, y sabe tener la mejor coartada
para salir un rato a distraerse.
En el camino, el barrio se ha puesto en un
enrute, una dirección donde la oscuridad es maquillada con las luces, pero las
sombras quedan ocultas, el rumor de que ha sucedido algo, está en el ambiente,
la serie de hechos del transcurso del día han dado revuelo, y algunos giran
entorno a ellos, el barrio es sólo un municipio que creció en su autonomía pero
en su ciclo holístico de expansión encontró a otro municipios, y las
articulaciones se han hallado siendo la metrópolis la cual se ha asfixiado, y
en esto los barrios se sobresaturan en sus centros de intercambio, los multinúcleos
urbanos girando sobre sus propios ejes, los engranes de un sistema mayor en sus
micronichos de base, donde la ambientación da toques de entresaltos
dimensionales, cómo entre el pueblo satélite y el pueblo salitre, entre el
ulular de origen y el trasfondo del sitio del presente plausible y distante,
allí como en el pueblo se sabía más o menos ha cerca de la vida o hechos de las
personas que fluían allí entorno a aquella plaza improvisada, aquel circulo
pequeño social de semi city center, con pericias y redes de información
adjuntas, con ventas y mirones por encima de los balcones del comercio local, y
la historia del deceso ya era conocida en uno de los relatos de correrías, y
nada era oculto quizá hasta la postre de disfraz de patricia ya fuera
reconocida o no; existe allí alguna razón entre hechos correlacionales, así las
miradas disimulan, quizá la relación en parte o bien lo cuál aquellos dos muestran
en un hecho de simplicidad el cual se torna de lo complejo al hecho en
complicidad, y las sonrisas, en un par de bombones, y el camino para llegar
aquel pequeño negocio de comidas rápidas, cerveza y deporte. El juego está en
la preparativa, quinto encuentro de cinco, la final de confederación muestra
una cara diversa entre el deporte, pero
allí ya estaban ellos, patricia entró de inmedíato al baño, allí se hiso un par
inoculaciones, esperó para disimular, para ello volvió y se suministró un poco del
estupefaciente para dejarlo al alcance, esto le ha hecho perder su falta de
identidad, pero viéndose al espejo recordó a su compañero ahí fuera, nada se le
hace raro, ya está dentro de una puerta menor al lado de un compartimento mayor
con distribución para dos sanitarios, es el baño femenino aun en perfecto
estado y orden, ya no se perderá por el excusado, la tranquilidad le ha vuelto,
los delirios de persecución han bajado con el lance de perico, el nerviosismo
de abstinencia ha desaparecido pasivamente, temporalmente, el estado de
frescor, en su piel, retina y labios en mejor, mira sus parpados
constantemente, no sabe si llevarse o traerse al joven, el celo le ha subido un
poco, pero mas cómo una sensación amigable; él sigue allí afuera, así que ella
se dispone para salir, y claro va en búsqueda de su amor, pues arregla su
figura con mesura y discreción, así ya tiene un amor y una causa de enrute, en
la vía mayor de disponerse a un cambio repentino, urgente y necesario en su
vida, el restante ha pasado, ahora la sensación le motiva, le inspira, le
incita al poder, donde se encuentra en una vía que direcciona, gobierna y
domina, así mismo cómo aquel joven al qué ve, y le influye con la mirada,
mientras el le ve los hombros descubiertos, y con la chaqueta en la mano, /amo
la mirada de pendejo con que me observas/ pero el sólo piensa en su prontuario,
y ya sufre un poco basado en la realidad, perdido en el momento o mas bien
fugado de lo eventual.
-Ahora tómo su pedido- súgiere el mesero
quién llega casi al punto donde patricia ha tomado asiento en la poltrona al
lado del joven, en el sofá con mira a un gran televisor.
-traeme una cerveza- pide ella.
-lo siento, en este lugar sólo puedes tomar
en la compañía de un adulto siendo adulto.- le exime el hombre. -le recomiendo
algo de la casa como soda o gaseosa o bebida de frutas, y algo para picar
mientras el juego. -
-que te hace creer que somos menores?- cuestiona
Tony, sin ver razón de sus amigos.
Pasa el tiempo.
El partido ya se extiende por la tercera
parte, el tercer cuarto está a punto de
iniciar, ella ya está recostada a él, es la tercera vez que necesita al baño,
en la mesa hay esnacs, dos refrescos y una botella de cerveza, casi vácia, más
un par de platos de hot dogs casi limpios, uno carente incluso de papas a la
francesa, y frascos de salsas y conservas y semillas secas, ella se ha perdido
un poco, aun entiende el planteamiento, aun así al ver a su equipo venirse
encima a pesar del enmarque permanente, se han instado para amarse en presente,
y se han olvidado de sus necesidades y carencias, y hacen cuentas de cuantas han
sido sus luchas, ella refunfuña algún asunto, él mira todo con desdén, pero
todo se le hace sin sentido, sin importancia y sin validación concreta, pero a
veces para arrimarla más con maravillación y asombro.
Siguen ambos, ahí sentados, recostados uno a otro en un abrazo donde a veces
uno salta ocasionalmente con relación al juego y en otras ocasiones la otra,
todo por la misma razón, pero por diversificación de aficiones, con la camiseta
de la sesta, muy pocas veces, pero sucede en este deporte donde saltan juntos y
se dan la mano, pero para otras hay discordes así cual encuentros acerca de lo situacional
en lo eventual. Los pulgares varían, uno arriba y el otro abajo dependiendo la
cesta, pero el partido al lado de James L, y de Jokic N, la ambientación del
partido motiva al ambiente, los demás chicos no llegaron, pero el espacio se ha
llenado y los múltiples televisores trasmiten, algunos se preparan para oscilar
con el futbol de la copa libertadores.
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